PARÍS. El número dos del gobierno austriaco y líder ultranacionalista, Heinz-Christian Strache, de 49 años, renunció ayer a su cargo de vicecanciller después de la difusión de un vídeo que lo mostraba dispuesto a aceptar financiación de un supuesto oligarca ruso para llegar al poder a cambio de contratos públicos.
Ese escándalo, que desencadenó un terremoto político en el país, fue rápidamente utilizado por el canciller Sebastian Kurz (32 años) para poner término a la coalición con el Partido de la Libertad Austriaco (FPÖ), de extrema derecha, que lidera Strache, y anunciar la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas “lo más rápidamente posible”.
Los analistas afirman que Kurz, jefe del Partido de la Libertad Austriaco (FPÖ), de tendencia conservadora, buscaba un pretexto desde hace tiempo para disolver la coalición con la extrema derecha formada tras su llegada al poder, en 2017. “Es el fin de Strache y de la extrema derecha”, estimó el diario Kronen Zeitung.
“Es el fracaso patético de la coalición turquesa-azul (ÖVP-FPÖ)”, clamó el prestigioso semanario vienés Profil.
La espectacular denuncia de corrupción, revelada por el semanario Der Spiegel y el diario Sudestche Zeiting, ambos alemanes, asestó un golpe demoledor al FPÖ cuando falta apenas una semana para las elecciones europeas del 26 de mayo. Strache ofreció su dimisión como un “sacrificio” para tratar de salvar el gobierno de coalición que dirige Kurz.