“Ya no podía vivir sin estar fumando mariguana. Lo hacía todos los días. Y cuando iba a tomar no era sin un pase -de cocaína-. Por lo que empecé a tener lagunas mentales y olvidaba lo que sucedía, incluso el día anterior”. Así lo narró “Alicia”, quien concluyó el proceso de rehabilitación en el centro “Santa María Magdalena”.
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Alicia y Lucía, como llamaremos a estas personas por privacidad, son dos de las mujeres que ingresaron al centro de rehabilitación Santa María Magdalena el año 2019 y que actualmente han completado el proceso que consta de 17 semanas a través de las cuales reciben apoyo psicológico, médico y espiritual.
“Empecé a ver que la adicción no me iba a llevar a nada; en ocasiones llegué a gastarme más de la mitad de mi nómina en comprar drogas y alcohol”, reveló Alicia, quien fue la primera en contar su testimonio.
Desde el año 2018, del centro de rehabilitación han egresado más de 30 mujeres que vivieron la experiencia de entrar a este lugar ubicado en la calle Churubusco, que a la fecha cuenta con un 70 por ciento de casos de no reincidencia en las adicciones, siendo estas cifras superiores a las de otros centros de rehabilitación.
“Mi experiencia aquí fue muy placentera; nos tratan con mucho amor y siempre vamos de la mano de Dios”, reconoció Alicia al momento en que los sentimientos le provocaban lágrimas. “Aquí aparte de rehabilitarte curas las heridas del pasado porque cuando tienes una adicción siempre es por algo. Por un vacío emocional o algún suceso del pasado que aquí aprendes a curar”. Siendo este parte del motivo del éxito del centro, dijo.
“Aunque los tratos son muy buenos, lo más difícil de vivir el proceso muchas veces es el encierro; la jaula aunque sea de oro es jaula. Pero es algo obvio, tienes que “perder” la libertad porque estás pagando una factura de todo lo que hiciste. Sin duda, lo mejor de estar afuera es estar limpia, sales con diferentes juicios y actitudes que sí se puede estar sin drogas, encuentras la verdadera felicidad.”
Al poco tiempo de haber concluido sus cuatro meses de egreso, Alicia asegura que incluso extraña el centro, pues durante el proceso se convirtió totalmente en su casa; además el vínculo especial que se forma con las demás huéspedes con quienes comparten espacio y llevan a cabo diversas actividades.
“Afuera el mundo sigue igual; está igual de podrido, pero la que cambiaste eres tú y es lo que vale porque el mundo no lo vas a poder cambiar, pero tú sí. Si a mí me dieron la oportunidad quiero llevar el mensaje con quienes lo necesiten de demostrarles que sí se puede”, destacó.
Otro de los testimonios es el de Lucía. Había sido anexada en un centro de Ciudad Juárez y otro en Chihuahua por consumir cristal y mariguana; expresó que la mayor diferencia es el tipo de terapia que se recibe.
“Aquí se me trata con dignidad y amor; no se me recalca mi pasado ni mis errores, sino que se dejan atrás y puedo ver al futuro, sobre todo lo que puedo lograr viviendo sin drogas.”
La experiencia en el centro se trata de un proceso que comprende ayuda psicológica con terapia individual y grupal, médica a cargo de la doctora Érika Rodríguez, además de la colaboración del grupo Alcohólicos Anónimos, así como apoyo espiritual de la Diócesis a través de la figura del Obispo Eduardo Carmona Ortega; la labor de las Hermanas Misioneras de la Misericordia del Sagrado Corazón de Jesús.
“A nosotros se nos interrumpe la libertad, pero la gente de fuera sigue viviendo su vida, por lo que al concluir los cuatro meses tenemos una semana de reinserción y convivencia con la familia. Lo más importante es darme cuenta que en mi familia aún confían en mí”.
Si tienen algún problema no tengan miedo enfrentar su situación y venir aquí, la experiencia es muy satisfactoria completamente diferente a la que podrán encontrar en cualquier otro centro de rehabilitación: hay muchas actividades, como manualidades, gimnasio, clases de zumba, música y un huerto.
“Aprendemos muchas cosas emocionales y espirituales, además podernos desenvolver libremente con nuestras compañeras. Si necesitan ayuda no dejen que el factor económico sea un limitante, ya que aquí también los apoyan”, coincidieron Alicia y Lucía.