Parral, Chih.- Frente al templo de San José que da la bienvenida a los turistas esta semana santa, las piedras que cantan se han convertido en una interesante atracción para los visitantes, quienes confundidos aguzan el oído para resolver el origen de tan inesperado concierto.
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Son muchos los paseantes que detienen su marcha en la Plaza de la identidad, ahí Juan Rangel de Biesma, fundador de San José del Parral, escucha el concierto hincado, mirando hacía la cumbre del cerro donde está la Mina la Prieta.
Es en el crucero de las calles Francisco Moreno y la avenida 20 de Noviembre, donde sincronizados el semáforo y los autos que por ahí circulan, dan ritmo al concierto de los adoquines, que prensados una y otra vez por los vehículos, han soltado las piezas de canto, que tras ser movidas por los neumáticos, generan tan singulares melodías.
Las baldosas instaladas durante la segunda administración de Miguel Jurado Contreras, después de remover el tradicional mercado Hidalgo para crear la Plaza de la Identidad, han cedido al uso y al peso de los automotores que por ahí circulan.
La prisa de los automovilistas, dicta el ritmo de la música de los adoquines.
Cambia el semáforo a rojo, y las piedras callan. Vuelve el verde, y las canteras de inmediato poco a poco alzan su voz para que el paseante escuche su melodía.
Los niños dicen: escucha mamá, “las piedras están cantando”.
Es como un coro celestial, ya que la majestuosidad del templo de San José le da ese carácter divino al coro de las piedras que cantan.
¡Es un milagro!
No sabemos cuánto tiempo durará el concierto…, puede ser hasta que los adoquines sueltos queden hechos añicos por el peso de los autos, o hasta que la autoridad municipal se decida a regresarlos a su estado inicial y con cemento o arena, acallar el milagro de las piedras que cantan.