Cd. Cuauhtémoc.- 102 familias de la colonia Rayénari recibirán las escrituras de sus viviendas realizando cada una el pago de un peso por el documento, informó Manuel Ordóñez, delegado de la Secretaría de Desarrollo Urbano. El asentamiento se gestionó en el sexenio de Francisco Barrio y nació de la necesidad de casas para los indígenas que migraban a esta ciudad en busca de empleo de jornaleros.
Ordóñez agregó que se realizan modificaciones al sistema para que arroje ese costo. Posteriormente, Desarrollo Urbano hará el llamado a los propietarios para finiquitar el trámite. Será el Gobierno del Estado quien subsidie las escrituras, a fin de que luego de más de dos décadas, las familias tenga certeza jurídica de sus propiedades.
El comunicador Jorge Reyes, informó que en el trienio de Jorge Luis Carrasco (1995-1998), le tocó ser regidor y en conjunto con el Club Rotario Tarahumara impulsaron la creación de la colonia Rayénari.
Comentó que a través del Gobierno Municipal se gestionó con Gobierno del Estado la adquisición de materiales y se habló con los hermanos rarámuri para que ellos pusieran la mano de obra y construyeran sus propias casas. Mencionó que con el apoyo del Colegio de Ingenieros y Arquitectos, se pudo construir la colonia con base en una planeación y es por eso que más de la mitad de “las casitas” se ven iguales.
A este logro le precede el que indígenas tarahumaras en su mayoría, llegaban a Cuauhtémoc particularmente en la época de desahije y cosecha de la manzana, viéndose en la necesidad de vivir en la calle o en condiciones de hacinamiento en albergues.
Josefina Olivas, mejor conocida como Chepa, una mujer que es un ícono de la etnia rarámuri en Cuauhtémoc, se convirtió en aquellos tiempos en la líder de la comunidad y junto con el señor Isidro Cano acudió a la Presidencia a solicitar el terreno, para lo cual lessolicitaron 500 firmas.
Chepa fue quien sugirió el nombre de Rayénari, que significa sol.
La colonia cuenta con iglesia y una primaria que originalmente era un salón de usos múltiples.
Gracias a este asentamiento las familias dejaron de dormir en la calle y de ser desalojadas de las huertas y casas que rentaban, logrando establecerse en Cuauhtémoc.
En época de la manzana las viviendas se saturan, pues reciben a los parientes que bajan de la sierra a trabajar.