Son diversos los cementerios que han existido en nuestra ciudad de Parral, donde actualmente son un hotel, un teatro y donde anteriormente se encontraba la Recaudación de Rentas.
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A inicios de la fundación de nuestro Mineral, los muertos eran enterrados dentro de las iglesias o en los atrios; incluso lugares que al día de hoy son conocidos por los parralenses, contienen bajo sus cimientos restos humanos.
Varios los lugares que en la actualidad son conocidos por los parralenses y sus visitantes por su grandiosa edificación, historia o simple popularidad, la historia detrás de ellos oculta bajo sus cimientos los restos humanos de aquellos que murieron a comienzos de la fundación.
El Panteón de Dolores fue fundado en el año 1874. Es primer el cementerio civil en un terreno que fue donado al Municipio por Don José Dolores Borja Guzmán.
Empero, antes de que esto sucediera, Parral a inicios de su fundación contaba, con al menos, siete camposantos ubicados a lo largo y ancho de la ciudad.
De éstos, por lo menos en la actualidad se tiene registro, siendo éstos: El templo de San José, San Juan de Dios, el teatro Hidalgo, el Foro Villista, Colegio Jesuita -actualmente hotel Adriana-, y el templo de San Nicolás.
El historiador Roberto Baca reveló que en sus inicios en nuestra ciudad las iglesias eran utilizadas como camposantos, las cuales contaban con un sinfín de difuntos enterrados dentro de los templos o en los atrios.
Indicó que esto era debido a una vaga historia de que estos lugares, por el hecho de ser sagrados, los muertos podrían encontrar paz y estar en cercanía con Dios.
Algunos lugares que hoy son muy conocidos por los habitantes, como lo es San Nicolás, Parroquia San José, templo Del Rayo, en el antiguo Convento Franciscano (hoy teatro Hidalgo), por mencionar algunos, eran lugares donde se enterraban a los muertos.
El entrevistado explicó que el panteón más grande de aquellos tiempos era el del templo Del Rayo, el cual abarcaba desde la parte trasera de donde hoy está ubicado y hasta la calle Del Ojito, en donde por años enterraron a miles de personas.
Resaltó que durante los años 1820 y 1843 se habilitó el cementerio llamado “El Señor de las injurias”, del cual hasta hoy se desconoce su exacta ubicación; pero se cree que estuviera entre lo que hoy son la avenida Zaragoza, entre las calles Allende y Norberto Domínguez.
Sin embargo, fue habilitado debido a dos grandes epidemias del cólera que hubo durante esos años, que acabó con la vida de cientos de personas, por lo cual se necesitaba un lugar dónde enterrarlos.
Para 1861 se prohibió que la Iglesia manejara los cementerios en sus templos; por lo que ahora sería el Ayuntamiento el encargado de realizar el manejo de los cementerios, siendo que para 1874 el Panteón de Dolores fue el primer cementerio civil.
Esta necrópolis fue ampliado en 1892 y el inventario de tumbas existentes data de 1908, debido a que en aquel entonces no existía un registro de los sepulcros; no había lotes y cada quien dejaba a sus deudos en el lugar que mejor le parecía.
Debido al crecimiento de la ciudad y su natural modernización, hoy estos cementerios han quedado en el olvido.