Una de las primeras misas con aforo restringido y con medidas de seguridad e higiene obligadas por la pandemia de Covid-19, se realizó ayer en el templo de Nuestra Señora del Rayo.

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La celebración se llevó a cabo a las ocho de la mañana, oficiada por el presbítero Sergio Cabrales. Los feligreses entraron a la iglesia de forma organizada, pasando por el tapete sanitizante. En la puerta del templo se les checó la temperatura uno a uno, ingresaron para ir a ocupar sus lugares en las bancas señaladas, conservando la sana distancia.

Durante la misa estuvieron presentes sólo 13 personas, a quienes se pidió llegar 10 minutos antes de comenzar.

Para evitar que se excediera el aforo del 15 por ciento permitido, se cerraron las puertas de la iglesia con el fin de impedir la entrada de más personas. Durante la celebración de la eucaristía se vieron asistentes que sacaron su gel antibacterial para tomar entre sus manos la hostia sacramentada, ofrecida por el sacerdote en la mano, no en la boca como antes se hacía.

La capacidad de la iglesia es de alrededor de 150 personas, pero la celebración eucarística se realizó con menos del 15 por ciento.

Otra de las medidas sanitarias aplicada fue cuando se realizó el saludo de la paz, con una reverencia bajando la cabeza de cada uno de los asistentes con la finalidad de no tener contacto alguno entre ellos.

El padre Sergio, junto con todos los presentes, estuvieron con el cubrebocas puesto durante la misa, disposición obligatoria que fue respetada durante la media hora que tuvo de duración de la ceremonia.

Es un buen comienzo, ya que la vida espiritual es algo esencial en la vida de los creyentes, consideró el sacerdote, quien dijo que para poder cumplir en medio del mundo en que estamos viviendo con esta pandemia, necesitamos tener las fuerzas necesarias para contribuir con el bien, donde el bien de los demás es algo fundamental y la Iglesia Católica está comprometida con el bien de todos, es por eso que se debe de llevar a cabo las medidas sanitarias que se piden.