Corredores, chefs y artistas, son varias de las profesiones en las que destacan algunos de los indígenas originarios de Chihuahua, siendo conocidos alrededor del mundo por su perseverancia, lucha y derroche talento.
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Su entrega y dedicación los ha llevado a conquistar el cariño de la gente, así como triunfos y reconocimientos de talla mundial, que, al día de hoy, los convierte en casos de éxito, pues a pesar de las adversidades, la falta de recursos y de apoyo, han sabido luchar por sus sueños.
Poniendo en alto el sabor de Chihuahua
Todo comenzó con un sueño, una ilusión y un deseo de formar parte del grupo de niños cocineros más importante de México, de ser una integrante del famoso reality show: Master Chef Junior; pero María Idalia Gutiérrez, la pequeña tepehuana chihuahuense, nunca imaginó lo lejos que llegaría al dejar la cocina con un sexto lugar que para muchos sabe a primero, consolidándose, al día de hoy, como una embajadora de la gastronomía chihuahuense.
Oriunda de Guadalupe y Calvo, María, logró conquistar a chicos y grandes con su gastronomía, pues realza los sabores tradicionales del estado grande, siendo estos lo que la han llevado a ser un referente de la cocina chihuahuense en todo México.
La pequeña chef asegura que seguirá cocinando para su familia, planeando en un futuro abrir su propio restaurante de comida mexicana y cocinar la salsa de chinaca con carne de res y gorditas que cautivó a todo México, siendo el platillo emblemático que la hizo entrar a Master Chef Junior.
“Yo quiero dar un mensaje a todos los niños que quieran entrar al programa en sus próximas ediciones, a todos ellos les digo que cocinen, que aprendan mucho sobre los cocimientos y el emplatado; pero sobre todo que no se queden con las ganas ya que todo puede pasar”, comparte la tepehuana.
Master Chef Junior, además de desarrollar las habilidades culinarias de María, también ayudó a que la pequeña se desarrollara internamente, ya que se notó una evolución en su desempeño social y ahora es más abierta, menos tímida y más “famosa”, asegura la cocinera chihuahuense. “Me gusta que la gente me apoye porque me ayuda mucho a tener más ánimo y cocino mejor, la gente es muy buena porque me apoya y por eso sigo adelante.”, destacó.
El primer pianista indígena de América Latina
Romeyno Gutiérrez Luna, primer músico rarámuri y gran referente de talento, se ha destacado a nivel internacional por su gran técnica a la hora de tocar el piano, abriéndose paso a grandes oportunidades, como la de presentarse en el Museo Nacional de Arte (MUNAL).
Su historia es un recordatorio de lucha y perseverancia, pues su talento lo ha llevado a viajar por Europa y Estados Unidos, presentando una mezcla única de música clásica y temas originales de su etnia.
Entre los rarámuris la música es de inmensa y muy compleja calidad, siempre utilizada en momentos festivos, en donde acostumbran bailar y cantar, teniendo de fondo percusiones y violines con composiciones que no se encuentran muy alejadas de la música clásica.
Su clásica vestimenta, siempre lo acompaña, pues para él es un recordatorio de sus raíces, mismas que coloca en lo más alto del mundo al ser un embajador de los tarahumaras.
Es importante destacar que lo recaudado por Romeyno en todos sus conciertos, es utilizado para apoyar a su pueblo en la construcción de hospitales, escuelas e infraestructura en general, pues a pesar de la hermosa vida en la Sierra Tarahumara, la falta de agua genera hambrunas, enfermedades y conflictos sociales.
Romeyno es el claro ejemplo de que las oportunidades se buscan, pues a pesar de haber nacido en una cueva en Rotosachi, Guachochi, a sus 32 años ha logrado posicionarse como un referente musical a nivel mundial, por lo que trabaja día con día para perfeccionar su técnica en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua en donde actualmente se encuentra cursando su carrera universitaria.
Empoderando a las mujeres a través de faldas, huaraches y maratones
Portada en la revista Vogue México, protagonista de una serie en Netflix y considerada como una de las mujeres con mejor resistencia en el mundo, María Lorena Ramírez, es una corredora tarahumara, que jamás imaginó convertirse en una corredora internacional, haciendo honor al significado de “pies ligeros”.
Joven, de 25 años, María ha logrado conquistar diversas proezas atléticas en el país y Europa, acaparando la atención de la prensa por el uso en las carreras de su vestimenta tradicional y sus típicos huaraches.
Su peculiar entrenamiento consiste en “subir y bajar la montaña”, saliendo de su boca como si fuera algo simple para cualquier ser humano, pero en la realidad se sabe que no cualquiera logra las hazañas de la rarámuri.
Actualmente Lorena representa la fuerte tradición atlética de los rarámuris. Empero, no es la primera vez que corredores de este pueblo indígena tienen exposición mundial. En 1928 dos indígenas chihuahuenses ya participaban en las olimpiadas, sin embargo no quedaron muy lejos de ganar, esto debido a que el maratón era demasiado corto (42 Km). El secreto de los rarámuris es la resistencia, no la velocidad; además de su alimentación a base de pinole.
El servicio de películas y series más popular del mundo, Netflix, ha realizado un homenaje a la corredora, mostrando su biografía y vida cotidiana, así como el orgullo que para la comunidad serrana representa tener a Lorena Ramírez en su día a día.
Corriendo alrededor del mundo
Silvino Cubesare Quimare, al igual que Lorena, se ha consagrado como el mayor ultra maratonista chihuahuense de todos los tiempos; un campesino de ascendencia rarámuri que desde pequeño aprendió que para ir de un pueblo a otro tenía que caminar, trotar y correr de cuatro a cinco horas.
Desde los 18 años comenzó a participar en competencias, siendo la primera de ellas la “carrera de bola”, típica de la sierra, con una duración de 24 horas. Recuerda que “me dieron dinero como para vivir una tres semanas, y entonces descubrí de dónde iba a vivir y me dediqué a las carreras de montaña”.
Austria, su primera competencia internacional le trae amenos recuerdos, pues a sus 26 años fue la primera vez que subió a un avión, él y su atuendo típico, que consiste en una camisola de mangas largas, un trapo de manta y los típicos huaraches de correa, mismo que es utilizado por Silvino para competir,
El rarámuri ha participado un par de ocasiones en el Maratón de la Ciudad de México, pero asegura que correr en asfalto no es lo suyo, pues “el golpe es más pesado”, por lo que prefiere galopar entre verdes praderas, barrancas y riscos.
Pese a ser reconocido mundialmente, los “únicos patrocinadores son los organizadores que pagan boleto de avión, hotel y transporte, además de una compensación por correr”, agregó.
A nivel nacional e internacional ha conquistado, entre otros, el primer lugar en los 100 km del ultramaratón de la Ruta Run en Costa Rica en 2012 y 2013; el primer lugar en la categoría senior y el segundo lugar general en los 154 km del Trail Quixote Legend de 2014, que tiene lugar en las sierras de Alcaraz y Segura en Albacete, España; el primer lugar en los 100 km del Ultramaratón de los Cañones en el marco del Festival Internacional de Turismo y Aventura de Chihuahua 2014, efectuado en Guachochi; el primer lugar en los 110 km del Gran Trail Peñalara 2015, organizado por la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara en Madrid, España y una medalla de bronce en los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas 2015.
Silvino también ha conquistado la portada de una de las principales revistas en el mundo del atletismo, Runner’s World, en donde fue señalado como uno de los mejores. Además recibió un reconocimiento de manos del presidente Enrique Peña Nieto en el marco del Día Internacional de Pueblos Indígenas en 2014. También se le conoce por ser uno de los protagonistas del best seller Born to Run (Nacidos para correr) de Christopher MacDougall, junto a su tío Arnulfo Quimare y el corredor estadounidense Michael Randall Hickman, en el que se describen las condiciones en que viven estos corredores innatos.