Únicamente los fallecidos a causa de Covid-19 son enterrados sin que su cuerpo sea tendido en la carpa que se instala en el panteón; lo anterior como medida precautoria para evitar la propagación del virus entre sepultureros y familiares. Con el resto de difuntos, los allegados tienen hasta 40 minutos para despedirse antes de que sean sepultados.
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Ricardo Cárdenas, trabajador del Panteón Luz y Paz Eterna, informó que los sepultureros llevan a cabo sus labores bajo un protocolo de prevención que los obliga a utilizar cubrebocas y guantes.
Detalló que para el entierro de una persona contagiada de Covid-19 se utiliza un total de 3 empleados, los cuales tienen el mínimo contacto con el ataúd del difunto.
Explicó que es difícil para los trabajadores y dolientes no poder dejar el ataúd más tiempo, ya que en ocasiones señaló que los familiares muestran renuencia a las indicaciones de los trabajadores, situación que se entiende en todo momento.
Destacó que se recomienda siempre mantener sana distancia entre las personas que acuden y el mismo personal que maniobra dentro de las reglas que la empresa funeraria indica.
El trabajo de los sepultureros se mantiene monitoreado por parte de la funeraria, ya que prácticamente son las últimas personas que tocan el ataúd durante las ceremonias.