Recursos destinados para el combate a la desnutrición en la zona serrana son utilizados discrecionalmente por quienes operan los programas. A los beneficiarios se les niega el recurso o se les condiciona a trabajos para recibir una despensa; situación que genera que los indicadores de desnutrición crezcan y las acciones de salud las desestimen. No existe una estrategia integral de combate a este problema el que se oculta en la complicidad de la pobreza y la marginación geográfica.
RECIBE LAS NOTICIAS DE EL SOL DE PARRAL EN TU WHATSAPP, SUSCRÍBETE AQUÍ
La desigualdad es un tema vigente. El infortunio de los que menos tienen no se extingue con discursos urbanos, se toca, vive y padece en la agreste serranía, donde la desigualdad es moneda de curso.
Videos filmados en las inmediaciones del CERENAM de Corre Coyote, municipio de Guadalupe y Calvo, dan cuenta de la negación de los apoyos de recursos a un Gobernador indígena, que asolado por la crisis alimentaria, acude a pedir ayuda, la suerte no es distinta a los del resto de su comunidad; regresa con más hambre que con la que llegó.
Casi al mismo tiempo, en ese mismo sitio, otra persona no inscrita en los listados de beneficiarios es dotado de una caja de alimentos, como pago a un trabajo realizado en dicho centro.
Mientras los anuncios de apoyo a la pobreza se destilan en discursos y comunicados oficiales que generosos se vierten en los medios de comunicación, la realidad para los que menos tienen es discrepante, se oculta y pasa a segundo término.
El reparto de apoyos recae en personas que ejercen cacicazgos con los recursos oficiales. No se entregan en concordancia con un listado de prioridades, no es requisito llevar un seguimiento de perfiles o historial. En algunos casos las asignaciones son discrecionales o como contra prestación a las jornadas de trabajo.
Esto ocurre al tiempo que la directora de Alimentación y Desarrollo Comunitario, Teresita Guadalupe Fuentes Vélez, confirma que el problema de desnutrición es severo. Es multifactorial; cuestiones culturales, lluvias tardías que no permitieron levantar cosecha o bien el consumo de productos chatarra como refrescos y papitas.
Lo que se anuncia en los programas oficiales dista mucho de lo que sucede en la realidad. Un testimonio revelador es una entrevista hecha al gobernadorcillo de la comunidad de Guasachique -comunidad ubicada a una hora de distancia de Corre Coyote, sitio donde se encuentra el centro de nutrición más cercano- muestra cómo llegó en busca de ayuda y se regresó con las manos vacías. No hay apoyos y cuando se dan son condicionados.
Guasachique es otra de las muchas comunidades de la zona serrana que sufren los embates de la crisis alimentaria. En Guadalupe y Calvo existen más de mil asentamientos humanos, la mayoría de ellos habitados por indígenas.
Para tratar de abatir el problema de desnutrición que se presenta en esas comunidades el DIF Estatal y el Ayuntamiento de Guadalupe y Calvo proyectan la construcción de un Centro Regional de Nutrición y Albergue Materno en la comunidad de Choreachi. Sería el cuarto en esa delimitación municipal.
Sin embargo, mientras este proyecto llega a materializarse, la realidad ya los alcanzó y es cruda;
Rumaldo Corelia es gobernador indígena de Guasachique, llegó a Corre Coyote tras una hora de camino. Él, al igual que otros, se regresó con más hambre de la que llegaron.
“A nosotros nos han dicho que las despensas son para los indígenas”, señala el entrevistado al salir con las manos igual de vacías que como entró.
¿Salió del CERENAM y vimos que no le entregaron despensa?
No me entregaron –confirma-
¿Le avisaron que iban a estar repartiendo?
No, nos avisaron, pero vimos que estaban dando y nos acercamos.
¿Tiene niños pequeños?
Sí.
¿Y le dan despensas?
Desde hace tres meses no.
El testimonio del indígena contrasta con lo confirmado por Teresita Fuentes Vélez, quien asegura que en el estado operan nueve Centros Regionales de Nutrición y Albergue Materno (CERENAM) en el estado. En lo que va del año se han atendido a 400 niñas y niños menores de 5 años con problemas de desnutrición leve y moderada. Asegura que los detectados con desnutrición severa se canalizan a la Secretaría de Salud debido a que se requiere de tratamientos específicos.
Rumaldo y sus hijos no son parte de esta estadística de ayuda. La asignación carece de un estricto control y seguimiento. El Gobernador indígena narra cuál es el procedimiento para la asignación de alimentos.
¿Cuándo le llegan a entregar una ayuda, le piden algún documento o que firme o deje la huella?
No.
¿La gente de su comunidad, qué le platica de los apoyos?
Que no le dan nada. Llegan desde lejos, desde el barranco, pero no les dan nada. Ahí se pasan días y ni siquiera comida les dan. Así se regresan sufriendo de hambre y por eso ya no viene la gente de lejos.
¿Cómo ve usted las necesidades de la gente indígena de los barrancos?
Sufren de muchas necesidades, pero no les dan nada, allá hace falta mucho esos apoyos. A veces les dan una caja.
¿El nutriólogo atiende a los niños?
A veces.
¿Les han vendido las despensas?
A algunas personas sí. Me lo han dicho. En 300 pesos. Trabajan con ello varios días. Dijo que les trabajo cuatro días con ellos, le dijeron 300 de la despensa y le dieron 100 pesos más.
En Chihuahua operan varios Centros Regionales de Nutrición y Albergue Materno se ubican en Batopilas; en Creel, Guacayvo y San Juanito -en el municipio de Bocoyna- en Cuauhtémoc, Guachochi; Mientras que en Guadalupe y Calvo se ubican en Corre Coyote, El Venadito y la cabecera municipal.
La idea de establecer estos lugares es realizar una valoración nutricional a menores de 5 años y mujeres embarazada; se les brinda capacitación en temas de orientación alimentaria, salud y lactancia materna.
Sin embargo un vector es el que marca la institución y otro muy diferente el que se marca en la operación del CERENAM de la comunidad, un ejemplo de ello es lo que ocurre en Guadalupe y Calvo.
Un testimonio revelador muestra cómo los apoyos son asignados a personas que no están consideradas como parte de los grupos vulnerables, al otorgarse discrecionalmente a quien no lo necesita, genera el desamparo de quien si lo requiere.
En el video se observa a una persona que lleva consigo una caja en cuyo interior se tiene alimentos provenientes del CERENAM de Corre Coyote, en el mismo donde antes Romualdo Corelia no recibió apoyo porque no había recursos.
La persona que lleva su caja de alimentos no está inscrita en un programa de ayuda, no provenía de ninguna comunidad, no buscaba ayuda y menos aún fue sujeto a un análisis de necesidades; pero sí recibió la ayuda que a otros se le negó, lo logró como una contraprestación a una jornada de trabajo, confirmando con ello lo denunciado el líder de Guasachique.
¿Por qué le entregaron despensa?
Porque les ayudé a hacer un trabajo allí en el CERENAM
¿Qué tipo de trabajo?
Les puse los postes de la electricidad, los otros estaban podridos.
¿Y le pidieron alguna identificación?
Me van a pagar, sólo que necesito llevarles mi credencial. Según que el DIF me va a pagar.
Asignaciones como éstas contrastan con la propuesta del DIF estatal, quien propone abrir CERENAM en la comunidad Rarámuli Choreachi, porque se han detectado varios casos de niñas y niños menores de 5 años con desnutrición.
El proyecto define que el ayuntamiento apoye con la construcción, mientras que el DIF Estatal se encargue del equipamiento y gasto operativo que incluye el nutriólogo, el auxiliar, todo el alimento, producto de limpieza y el mantenimiento menor. Todo en apariencia debe operar, pero al deslindar la operación en particulares terminan por distorsionar los buenos propósitos.
LOS ESTRAGOS DE LA DESNUTRICION SE ENTIERRAN Y HOSPITALIZAN, LAS CIFRAS OFICIALES OCULTAN EL PROBLEMA.
La crisis alimentaria existe. Se palpa y se diagnostica; sin embargo, nadie tiene cifras contundentes del nivel del problema que se enfrenta. No lo quieren ver. El frente de demanda es amplio, el de atención limitado.
Este círculo vicioso es grave: el diagnostico de desnutrición y su clasificación es indispensable para marcar la pauta de corrección.
Los esfuerzos aislados de los diferentes entes de gobierno, no logran establecer un diagnóstico preciso de las zonas que requieren atención inmediata.
Las cifras oficialmente aceptadas discrepan y mantienen un choque permanente. A pesar de que hay afectados identificados con nombre y apellido cuya suma supera los 100 casos en varias comunidades de la zona de Guadalupe y Calvo, para el titular de la jurisdicción solo existen 11 casos. Los listados que maneja su oficina son mayores que su discurso, dan cuenta de 29. ¿Cuál es la realidad?
El doctor Federico Hidalgo, responsable de la Jurisdicción Sanitaria local, al referirse a los 11 casos que acepta que hay de niños con desnutrición, la mayoría se atendió en Guadalupe y Calvo, otros fueron atendidos en Parral y por lo menos tres fueron trasladados a la ciudad de Chihuahua.
Los registros de los brigadistas detallan con nombre y apellido más de 100 casos, definen ubicación, edad y grado de desnutrición. Es el listado de los que agonizan por falta de alimento.
Pero no sólo entre los vivos hay discrepancia, en los decesos también los decesos de infantes oficialmente aceptados son 3; sin embargo, las muertes de niños en comunidades indígenas, son más. La falta de unidades médicas cercanas además de los usos y costumbres impide dar seguimiento médico puntual y menos aún precisar una causa directa de lo que provocó su muerte.
Para el doctor Federico Hidalgo, responsable de la Jurisdicción Sanitaria número tres, acepta que hubo tres decesos de infantes; sin embargo, asegura no estar clara la causa de su muerte, pese a que estas ocurrieron en hospitales a su cargo, entre octubre y noviembre de este año.
De acuerdo con brigadistas y personal médico que atiende dichas comunidades de Guadalupe y Calvo, el número de muertes de niños es mayor a la cifra oficial. En varias comunidades infantes han fallecido, cuando llegan las brigadas, para algunos ya es demasiado tarde. Los mismos brigadistas aseguran que el fallecimiento se tiene que determinar con “autopsias verbales” atienden la narración de los familiares quienes referencian los síntomas que algunos son de desnutrición o complicaciones.
El titular de la Jurisdicción Sanitaria dijo no tener conocimiento de otro deceso, aunque acepto que puede haberlo y justificó que los familiares no nos dan informes de lo acontecido, ya que ellos lo inhuman o hacen sus "ritos" y no enteran a la autoridad, ratificando que oficialmente se tienen 11 casos.
LA ETERNA DEUDA DE LA SALUD PÚBLICA PARA CON LOS QUE MENOS TIENEN Y MÁS LA NECESITAN.
Los datos de operación de los centros hospitalarios de Guadalupe y Calvo, marcan un panorama poco alentador. El hospital regional, dependiente del sector salud estatal, tiene crisis general. En meses pasados los trabajadores hicieran un plantón en demanda de mejores condiciones para los derechohabientes, a la fecha el gobierno ha canalizado apoyos, pero son insuficientes.
Además del hospital, la estructura medica marca 8 unidades de salud fija, las cuales se encuentran distribuidas en todo el territorio; ninguna de ellas funciona al 100 por ciento. No hay médicos y en el mejor de los casos se logra su operación con apoyo de enfermeras.
Como complemento a las acciones de salud, en el papel hay ocho unidades móviles que llegan a las comunidades, sin embargo sus acciones son limitadas. Inexplicablemente su base de operaciones se encuentra en el municipio de Guachochi y no en Guadalupe y Calvo, lo que hace retardada su desplazamiento.
La función de estos centros móviles, es que Las niñas y niños sean referidos por las Caravanas de Salud con desnutrición leve y moderada ya que se cuenta con nutriólogo para su atención. En el caso de desnutrición severa se envía a un nosocomio.
En el CERENAM puede permanecer hasta su recuperación, en el caso de las mujeres embarazadas llegan desde la semana 36, con lo que se busca disminuir los índices de mortalidad. Regularmente ellas llegan acompañadas de su esposo, mientras que los niños y niñas desnutridas llegan con su madre a todos se les atiende, se les brinda cobijo y comida.
La intervención de la federación en esta problemática es limitada, tiene un alcance inferior que hace un año. Al retirarse los apoyos de Prospera se dejó de atender aspectos de salud, educación y apoyo social. Las caravanas ya no llegan a las comunidades más alejadas.
Desde entonces el municipio ha tenido que invertir más de un millón de pesos anualmente para tratar de dar respuesta a los casos más graves de atención médica, según lo confirmó el propio Noel Chávez, presidente de Guadalupe y Calvo.
La directora del CERENAM en la entidad, dijo que estos centros se mantienen por las aportaciones del Estado, que son 7 millones de pesos y apoyo del Ramo 33, que son las despensas para comedor comunitario, además cuando los niños y las mamás son dados de alta se llevan una dotación a su casa.
LAS CIFRAS Y ACCIONES CONTRA LA DESNUTRICION
Teresita Fuentes Vélez lamentó que No se les pueda dar seguimiento, pues regresan a sus comunidades y no vuelven a las consultas. Durante su estancia se dan cuenta de cómo pueden preparar alimentos.
En lo que va del año se han atendido a 400 niños y niñas, así como mil 200 mujeres embarazadas.
Recordó que el 16 de octubre de 2017, Día Mundial de la Alimentación firmaron un convenio con la Secretaría de Salud para dotar de alimentos a los médicos que participan en las Caravanas de Salud, para que los niños que vayan a controles lleven alimentos. Ello ha resultado, pues los niños y niñas que acuden al control tienen un índice de recuperación del 50 por ciento. Lo negativo es que son muy pocos.
La falta de alimentos de su dieta que se compone de maíz y frijol, se vio mermada porque este año las lluvias llegaron tarde y no levantaron cosecha.
El apoyo alimentario que les brindan no es maíz y frijol, sino una dotación nutricia que se basa en la Estrategia Integral de Asistencia Social Alimentaria (EIASA) que es un lineamiento normativo del Ramo 33, que se asigna por DIF Nacional.
La dotación que se les asigna tiene arroz, frijol, leche en polvo, suplemento para mujeres y niños, verdura, pollo deshebrado.
En el CERENAM de Correcoyote se capta en gran medida los casos de desnutrición de la comunidad de Choreachi, por lo que con la construcción del nuevo CERENAM se le dará puntal seguimiento
Destacó que es necesario llegar a Choreachi, donde se han detectado varios casos de desnutrición, con este centro se podrá atender la problemática.
El centro de Correcoyote está a cinco horas de la cabecera a través de caminos escabrosos y brechas muy accidentadas, donde se atiende a gente muy vulnerable.