Parral, Chih.- El reloj marca el sereno en las calles. Al mismo tiempo el termómetro registra dos grados bajo cero. En un callejón cercano a la plaza San Nicolás se divisa la silueta de un hombre envuelto en una cobija durmiendo en la intemperie. Se trata de Jaime, a secas, pues no recuerda si tiene familia o cómo llegó a carecer de hogar.
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¿Qué se siente pasar la noche en la calle?
Cada temporada invernal incrementa el número de personas que se resguarda en los albergues habilitados por el municipio. Jaime no es uno de ellos. Policías y Bomberos le han visto para ofrecerle el apoyo y se niega acompañarlos, a menos que su cobija no soporte el friazo.
Sale el sol y es hora de despertar. Jaime guarda su cobija en una bolsa como única posesión. Y en otra su chamarra. Pesea desde la Flores Magón hasta la central camionera, donde pasa la mayor parte de la mañana.
Pasadas las 4:00 de la tarde vuelve al centro, primero para comprar comida, aunque no pasó hambre, pues como es de costumbre, las personas que lo ven, como taxistas o hasta policías, ya le compraron una doblada o un burrito.
Protección Civil y a su vez los patrullajes nocturnos de Seguridad Pública, que realizan recorridos diarios, sólo logran convencerlo de ser apoyado cuando llueve o se desploma el termómetro, pero no es a diario.
El descenso de la temperatura es la razón por la que no niega el apoyo de los policías. “Duermo más de dos días en la calle si me enfermo”, dijo Jaime, quien no conoce a su familia y a la edad de 42 años, desde los 39 deambula sin informar su procedencia.
Lleva poco más de un año en Parral, según lo expresó y al abordar a los taxistas así como a elementos de la Policía, ya se le conoce, pero cómo él hay varias personas, alude Juan Ortiz, quien se desempeña como chofer de transporte de alquiler.
De acuerdo con cifras, en Protección Civil Municipal al inicio de la temporada invernal se atienden entre cuatro y cinco personas diarias. Gerardo Durán, titular de la dependencia, informó que, aunado a esta cifra, existen personas detectadas en la central camionera.
Explicó que regularmente son personas de bajos recursos, quienes acuden al quedarse varados en la ciudad y buscan volver a sus hogares, en su mayoría de municipios de la zona serrana; ahí son atendidos con comida caliente, cobijo, techo, incluso despensas.
No es el caso de Jaime, quien únicamente dio su nombre al igual que cuando se queda alojado en el albergue; cuando no, puede ser visto envuelto en una cobija cuya pertenencia se convierte por las noches en la única arma contra los menos cuatro grados que hay que soportar…