Una deuda por casi 400 mil pesos, la incertidumbre de haber sido contagiada y un peregrinar por diagnósticos e instituciones procurando la salud de su esposo, quien es paciente positivo de Covid-19, ha pasado Gabriela Magaña desde el pasado domingo 5 de abril.
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Así lo relató Gaby, quien dijo que su esposo inició con síntomas como fiebre, y dolor de garganta hace tres semanas, por lo que acudió a un consultorio de Farmacias Similares, donde lo medicaron para infección en la garganta; al no mejorar, acudió a la Clínica 44 del Seguro Social, donde lo medicaron para infección estomacal, pero no reportó mejoría.
“Hablé al 911, y me dijeron que lo llevara a Urgencias de la 44, luego luego lo pasaron al consultorio 8, y lo trataron como si trajera infección en el estómago, le dieron paracetamol y otros antibióticos, y no se le bajó la calentura, el domingo estaba muy malo, traía vómito, diarrea, no comía, el domingo hablé a sus hermanos, y lo llevamos a Hospital Ángeles”, relató.
El domingo 5 de abril, se decidió a ir al Hospital Ángeles, a donde llegó con 42 grados de temperatura, y se diagnosticó con Covid-19 días después cuando la deuda ya superaba los 200 mil pesos. Al ser derechohabiente del Seguro Social fue trasladado al Hospital Morelos, donde se encuentra en el área de aislados y se reporta en estado delicado.
Los ingresos de ambos son reducidos, al ser trabajadores del sector manufacturero, ambos tienen hijos de compromisos previos, y apenas celebraron dos meses de haberse casado por la vía civil.
“Cuando no lo atendían y decidí llevarlo al Ángeles, pensé en que se vendería la casa, el carro, lo que hiciera falta, para verlo bien. Ahora estoy tramitando trasladarlo al Hospital Central, donde sé que también cobran, pero más accesible”, dijo, mientras esperaba en el exterior del Hospital Morelos para hablar con un médico que está en la zona de aislados.
Al haber tenido contacto con un paciente positivo, Gaby reconoció que también debería permanecer en aislamiento, pero la preocupación por su esposo y la gestión para saber su estado de salud, la lleva a aventurarse a la calle.
“Salgo muy protegida, con todas las precauciones, porque necesito saber qué está pasando con mi esposo”, relató.