“Mi mayor satisfacción es que la gente se vaya contenta con sus zapatos listos para usarse y no hayan tenido queja de mi trabajo”, fueron las palabras de Rafael Sosa Ríos, uno de los pocos zapateros que quedan en la ciudad, ya que este es un oficio que se encuentra en extinción, ya son pocas las personas que se dedican a este trabajo, sin embargo los hermanos Sosa se encuentran con bastante trabajo ya que son reconocidos por sus clientes.
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Rafael Sosa Ríos, zapatero de la ciudad junto con su hermano, Jesús Miguel, atienden una zapatería en la calle 20 de noviembre, esta es un taller de reparación de calzado, talleres que con el tiempo han venido desapareciendo en Parral, ya que como señalaron hace 50 años atrás en nuestra ciudad había mucho más zapaterías, donde la gente acudía a reparar su calzado.
Indicó, Rafael Sosa, que actualmente son pocos estos establecimientos que se dedican a este trabajo, son alrededor de 10 los que quedan en toda la ciudad. Comentó que él empezó a trabajar en este oficio desde los 15 años de edad, esto se dio a que inició como aprendiz con su tío Raúl Ríos García, el cual estaba ubicado en la avenida Independencia, actualmente ya cuenta con 24 años de realizar el oficio de zapatero.
Entre el aroma de tintas y pegamento amarillo, se percibe la esencia de la zapatería, esta es atendida por los hermanos Sosa en la cual ya llevan 20 años trabajando en este local, al entrar al establecimiento se puede ver al fondo de este taller una pared, que de manera ordenada están colocados en los anaqueles los pares de zapatos, zapatillas, botas y calzado de niños que los clientes dejan para su reparación.
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Agrego diciendo “Mi mayor satisfacción es que la gente se vaya contenta con sus zapatos listos para usarse y no hayan tenido queja de mi trabajo”, indicó que para él es una satisfacción que el cliente vuelve, eso denota que su trabajo le gustó a la gente, en este oficio se conoce de todo, desde personas muy sencillas, empleados de tiendas, ganaderos, mecánicos, militares, amas de casa, personas que trabajan en oficinas, hasta políticos y empresarios así como gente de negocios.
Por su zapatería pasan las diferentes tendencias de la moda, antes llevaban a reparar mucho el calzado escolar ahora la mayor parte de los encargos son las botas y el calzado de dama al cual le solicitan costuras, ahora frío es mucha la bota vaquera y el zapato urbano, además de los tenis que requieren de costura, mencionó que le solicitan mucho las medias vidas (media suela), coser las botas o tenis, ya que en muchas de las ocasiones nomas son pegados y no cosidos como debe de ser.
Para Sosa Ríos ser zapatero es un trabajo muy noble y digno, del cual se ha ganado el sustento de su familia y el reconocimiento de sus clientes a los cuales agradece por su confianza, trabajo que hace con mucho gusto y dedicación, los precios varían dependiendo del trabajo a realizar, estos pueden ser de 50 a 60 pesos lo más sencillo hasta 450 pesos el cambio de suelas, si son de hule 350 pesos, las media vida en 200 pesos.
Mencionó Rafael que estos talleres de reparación de calzado han estado desapareciendo principalmente por dos razones, la primera es que se hicieron viejos los zapateros tradicionales de la ciudad y fueron falleciendo, como es un trabajo que generalmente se hereda de padres a hijos, ya no hubo familiares que continuaran realizando este trabajo.
Así también la comercialización de zapatos baratos y el uso de tenis, vino a decaer la demanda en la reparación de calzado, mencionó que hay calzado de baja calidad que ya no es costeable repararlo, de igual manera los tenis en su mayoría de los casos son tirados a la basura cuando la gente deja de usarlos, debido a que gran parte de ellos son de plástico, las personas no los llevan a reparar.