“La violencia puede hacer que la vocación sacerdotal se interrumpida en personas que se asusten, pero puede quien se apasione y vea ese testimonio para sembrar una semilla de nuevos cristianos”, así lo expresó el obispo, Mauricio Urrea, ante los hechos de violencia que se han registrado en los municipios serranos.
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El obispo de la Diócesis de Parral, Mauricio Urrea en entrevista para esta Casa Editora, mencionó que desgraciadamente la violencia ya es un “caldo de cultivo”, en el que la población se desarrolla diariamente.
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"Consumimos violencia, ya estamos acostumbrados", opina el obispo
Lo anterior manifestó que está relacionado a una costumbre; “Ya estamos acostumbrados, consumimos violencia, en los videojuegos, películas de acción, deportes, hasta en la lucha libre, aunque sea faramalla lo que queremos ver es pleitos, tan solo en redes, videos de las secundarias, observamos a tanto hombres como mujeres peleándose y todo mundo muerto de la risa es una pena todo esto”.
Señaló que esto parte desde una propuesta cultural, “Nuestra adicción a una vida violenta; qué opciones hay , primeramente notar esa adicción que tenemos que darnos cuenta del lenguaje con el que nos tratamos dentro de los hogares padres-hijos, existen palabras hirientes, violentas y ofensiva, todo está multiplicando el caldo de cultivo de la violencia que vivimos”.
Ante los hechos violentos que se han registrado en algunos municipios del estado de Chihuahua como el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui y el más reciente acontecimiento en la comunidad de Santa Anita del municipio de Guachochi, en donde un hombre fue decapitado frente a un recinto religioso, mismo que recibió cientos de impactos producidos por proyectil de arma de fuego, el obispo Mauricio Urrea mencionó que la violencia puede hacer que la vocación sacerdotal se vea interrumpida en personas que se asusten, pero puede quien se apasione y vea ese testimonio para sembrar una semilla de nuevos cristianos.
Recordó que un testimonio importante es el de monseñor Romero, arzobispo de El Salvador en 1980, quien empezó a hablar abiertamente de cesar la violencia en la guerra social; "Cuando se metió ya con el Ejército, le dijo a través de un mensaje radiofónico, soldado si te mandan asesinar a alguien tú no estás obligado a obedecer porque una vida humana y más si es inocente tiene mayor tamaño que la orden de un capitán que te mande hacer esto", sin embargo, fue asesinado por un militar cuando se encontraba consagrando.
“Para quienes nos encontrábamos como seminaristas en ese tiempo, fue un gran ejemplo de testimonio”.
Explicó que uno de los criterios para ser ordenados sacerdotes es; "Ser un hombre de comunión y no de división, el sacerdote queda revestido de otra función para ser emisario de la paz”.
Destacó que la Iglesia Católica promueve los diálogos nacionales por la paz, por lo que actualmente han sido convocados en Puebla tanto Obispos, jóvenes , miembros de toda la sociedad para hablar de la paz y porque no la tienen, porque existe tanta violencia.
Cada diócesis efectúa conversatorios por la paz en donde reúne grupos y una persona coordina la palabra realizando diversas interrogantes a los asistentes como “¿por qué cree usted que hay tanta violencia en la sociedad”.
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“Algunos expresarán tal vez porque no accedí a la escuela, no tengo futuro, frustración”, expresó Urrea.
Ante esto, reiteró que el lenguaje crea mentalidad; ”Empezamos a caer en la cuenta de que comenzamos a crear conciencia de nuestra necesidad de paz, es por esto la importancia de replicarlo en los diferentes grupos y parroquias”.