Comienzan los preparativos por parte de la Presidencia Municipal de Allende para llevar a cabo con las medidas sanitarias la tradición de "El Seremos”, la cual es llevada a cabo por niños que conmemoran el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, es considerada una tradición regional propia del municipio en donde los infantes en grupos de cinco a seis niños, escenifican la muerte de un angelito, este es tapado con una sábana blanca, además se utiliza una vela encendida, un crucifijo y una campanita, se reza un Padre Nuestro y un Ave María.
Ezequiel Díaz, encargado de Comunicación Social del municipio de Allende, informó que ya se están organizando para llevar a cabo una de las tradiciones más arraigadas del municipio, el año pasado debido a la contingencia del Coronavirus no fue posible llevarla a cabo; sin embargo, en semáforo verde y llevando a cabo las medidas sanitarias se prevé organizar para este 1 de noviembre un espacio para que los niños lleven a cabo esta celebración de todos los santos, donde posiblemente sea la explanada de la Presidencia Municipal.
Refirió que con la ayuda de Protección Civil y de elementos de seguridad Pública se esté vigilando e informando a la gente para que respete la sana distancia, que los menores utilicen el cubrebocas y el uso del gel antibacterial para prevenir contagios, ya que es considerada una tradición regional propia del municipio en donde los infantes en grupos de cinco a seis niños, escenifican “El Seremos”.
Indicó el funcionario municipal que esta tradición tiene sus orígenes de la época colonial y es la más arraigada de la comunidad de Allende después del Día de Muertos, esta festividad recuerda a los muertos más pequeños y que da la oportunidad a los niños de cantar por dulces, frutas y hasta dinero, comentó que en el año 2012, la Secretaría de Cultura nombró esta fiesta como “Patrimonio Cultural Inmaterial del municipio de Allende”, a manera de salvaguardar la celebración de origen religioso.
La tradición consiste en que los niños recorren las casas del pueblo y a la entrada de los hogares, uno de los niños se tiende en el suelo sobre un tapete y tapado con una sábana blanca, escenifica a un angelito muerto, sus compañeros hincados lo cubren con la sábana blanca y con sus manitas a la altura del pecho sostiene una vela encendida, el crucifijo sobre su tórax, mientras el resto de los niños se hincan alrededor, se persignan, rezan un Padre Nuestro y un Ave María, para concluir con el singular canto de "Los Seremos".