Onésimo Rivera tiene más de cuatro meses tratando de localizar a su esposa Graciela Villalobos, de 64 años de edad. Ella padece de Alzheimer y a ese factor le atribuye que las autoridades policiacas desestimen su búsqueda, ya que no han querido hacer rastreos ni revisar las cámaras de vigilancia porque no se presume que haya sido víctima de un delito. Él y sus hijas se han asomado a un tiro de mina cerca de su casa, pues a ella le gustaba caminar por los cerros, pero ha sido en vano. Apelaron a las redes sociales y sólo se prestó a que trataran de extorsionarlos pidiendo dinero a cambio de darles información… Una solitaria búsqueda como la de cientos de familiares de desaparecidos.
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En la vivienda marcada con el número 22 en la colonia Che Guevara, la familia de Graciela Villalobos espera su regreso o al menos lograr obtener una pista de su rastro, debido a que desde hace más de cuatro meses se encuentra desaparecida.
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Fue el pasado 16 de mayo del presente año cuando la vida de esta familia cambió por completo debido a que tuvieron que enfrentarse a la ausencia de su madre, quien desde hace varios años fue diagnosticada con el padecimiento de Alzheimer, situación que la pone en mayor vulnerabilidad.
La mujer de 64 años originaria de Parral formó su familia desde hace más de 30 años con Onésimo Rivera Valenzuela, con quien procreó cinco hijas y un hijo, a quienes cuidó y protegió durante su infancia. Sin embargo, tras ser detectada con el referido padecimiento, las condiciones de vida fueron cambiando, ya que toda la familia centró la atención en su cuidado debido a que el diagnóstico del médico fue preciso y les mencionó que no existía medicina o cura alguna.
“El médico nos informó que mamá tenía Alzheimer, que no se podía hacer nada por ella y que con el paso del tiempo iba a ir perdiendo la memoria; sin embargo, aunque fue doloroso aceptamos la realidad y nos coordinamos para cuidar de ella”. Detallaron que para cuidar de Graciela cambiaron y adaptaron sus horarios en el trabajo con la finalidad de que no se quedara sola. “Entre todos nos organizamos para que ella estuviera bien”.
Sin embargo, lo narrado por Elizabeth Rivera Villalobos recordó que el día de la desaparición de su madre acababa de llegar de su jornada laboral en el municipio de San Francisco de Oro. Explicó que al arribar a su hogar se despidió de otra de sus hermanas, quien procedía a irse a trabajar. “Recuerdo que ese día llegué y desayuné con mi mamá, después alisté las cosas para la comida”.
Con nostalgia recordó los últimos momentos en los que estuvo con su madre señalando que la mujer le cuestionó: ¿Qué haremos de comer? A lo que ella respondió que harían caldo de pollo, pero que primeramente descansaría un momento. Mencionó que al quedarse dormida, Graciela procedió a cerrar la puerta de la habitación, saliendo posteriormente de la vivienda sin que ella se percatara de lo sucedido.
Al despertar, Elizabeth buscó a su madre en las diferentes habitaciones del hogar; pero no la logró localizar, además de que en ese momento llegó otra de sus hermanas, quien le preguntó por su madre. “Le expliqué que me había quedado dormida y que no sabía dónde estaba, ella tuvo un mal presentimiento y me dijo vamos a buscarla”.
Explicó que de inmediato procedieron a contactar a los demás familiares para verificar si no se encontraba con ellos, además de que recorrieron el sector y notificaron a la Policía Municipal. “La buscamos por todos lados, pero nadie sabía nada, nadie vio por dónde se fue; la desesperación se apoderó de nosotros al no saber dónde estaba nuestra mamá”.
Al transcurrir las horas, un reporte de desaparición se convirtió en una denuncia ante la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM), debido a que no existía ninguna pista sobre el rastro de la mujer. “Nos presentamos ante las autoridades con la esperanza de que nos ayudaran a localizarla, el tiempo corría y el riesgo de que le pasara algo nos invadía la mente”.
Las fotografías de la mujer comenzaron a circular a través de las redes sociales, además de que su pesquisa fue pegada en los diferentes sectores de Parral, pero esto sería únicamente el comienzo de un largo camino.
Mencionaron que en un principio solicitaron el apoyo a las autoridades para que revisaran las cámaras del Subcentro Centinela, para verificar posibles puntos en los que podría haber caminado, pero al no ser tipificada su desaparición como delito les notificaron que no contaban con los accesos para revisar estas grabaciones.
Al obtener esta respuesta, la desesperación de las hijas de la mujer fue creciendo cada vez más, ya que no tenían ninguna pista sobre la ubicación de su madre; además del nulo avance de las investigaciones en torno al caso.
“Con voluntad y amor por nuestra madre nos aventuramos a su búsqueda”.
Debido a la falta de apoyo de las autoridades en el caso de Graciela, su familia determinó que para lograr localizarla debían comenzar su propia búsqueda, por lo cual, comenzaron a recorrer algunos municipios.
Entre estos lugares se encuentran Santa Bárbara, Valle de Allende, San Francisco del Oro, además de que extendieron su búsqueda hasta la ciudad de Chihuahua, en donde realizaron la pega de pesquisas, también acudieron hasta el estado de Durango.
De igual forma, se unieron al Colectivo 10 de Octubre, conformado por mujeres buscadoras de la zona sur, quienes desde el 2017 han unido esfuerzos para localizar a sus seres queridos. En el más reciente rastreo que participaron fue en El Vergel, Balleza, en donde se logró la localización de unos restos. “Claro que teníamos miedo, uno nunca sabe a qué se pueda enfrentar, más ahora con la delincuencia”.
Narraron que nunca imaginaron que tendrían que participar en un rastreo y convertirse en mujeres buscadoras; “ellas buscan a sus hijos, nosotros a nuestra madre, compartimos el mismo dolor de no saber en dónde están”. Recordaron que durante ese día en el que arribaron a la citada localidad comenzaron a recorrer el camino y las brechas debido a que el Colectivo recibió una llamada anónima.
“Estaba lloviendo muy fuerte; sin embargo, una brisa con un olor fétido nos alertó sobre el lugar en el que se encontraban los restos, fue algo que nos impactó mucho, ya que jamás habíamos visto algo así”.
También mencionaron que próximamente tienen contemplado volver a participar en un rastreo en el mismo sitio, por lo que estarán acompañando a las integrantes del Colectivo. “Estamos todas en la búsqueda de nuestros familiares, no sabemos si en este recorrido podemos encontrar a mi mamá”, así lo expresaron.
Durante la búsqueda de Graciela Villalobos, sus hijas han sido además víctimas de intentos de extorsión, debido a que en su necesidad de lograr localizarla han tenido que publicar sus datos a través de las redes sociales, en donde los delincuentes han obtenido sus números telefónicos y las han intentado contactar.
Indicaron que en una de las ocasiones, una mujer marcó al número telefónico; en la llamada se escuchaba que estaba llorando y se encontraba desesperada, además de que al fondo unos hombres indicaron que le harían daño.
Posteriormente, les indicaron que necesitaban del depósito de 5 mil pesos para entregar a la mujer; sin embargo, al cuestionarlos sobre el nombre, los extorsionadores comenzaron a molestarse, expresando: “Se nota que no te importa tu mamá; bueno, si no me das los 5 mil lo subiré como secuestro y serán 200 mil pesos”.
Describieron ese momento como frustración e impotencia, además de tristeza debido a que se percataron de que se trataba de una extorsión. “Es muy lamentable que existan personas que lucran con el dolor ajeno, vividores que buscan obtener recursos por medio de engaños y la vulnerabilidad de las familias”.
Los tiros de mina, el presentimiento de que Graciela pudiera encontrarse
El esposo de la mujer, Onésimo Rivera, mencionó que a Graciela le gustaba caminar por los cerros, tener contacto con la naturaleza, por lo que manifestó que tiene el presentimiento de que pudiera estar en algún tiro de mina.
“A ella le gustaba recorrer la vialidad, caminar por los cerros; en este sector existen algunos tiros de mina, por lo que presentimos que pudiera estar en alguno de ellos”. Explicó que desde hace más de dos meses se encuentran esperando el arribo de las autoridades debido a que manifestaron que efectuarían la búsqueda al interior de estos espacios.
“Es muy desesperante estar esperando a que las autoridades hagan su trabajo, la vida de la madre de mis hijos está en peligro, no sabemos si pudiera estar en algún tiro de mina y nadie nos ayuda”.
Revisión de cámaras del Subcentro Centinela, la solicitud que fue negada
En los primeros días de la desaparición de Graciela, su familia llevó a cabo un recorrido por las zonas aledañas de su vivienda para identificar cámaras de seguridad. Ante esto, lograron ubicar los equipos que fueron instalados recientemente, mismos que se encuentran enlazados al subcentro Centinela, por lo que solicitaron a las autoridades a cargo de la investigación que revisaran las grabaciones para verificar el recorrido de la mujer.
Sin embargo, la respuesta fue negativa, debido a que les informaron que la desaparición de Graciela no está tipificada como delito, por lo cual no contaban con los permisos para revisar las grabaciones. “Nos quitaron una oportunidad de obtener pistas sobre el rastro de nuestra madre, no era cosa del otro mundo, simplemente no quisieron hacerlo”.