El pequeño Eder Joel, con tan sólo 10 años de edad, sale de su casa todos los días a las dos de la tarde para vender donas y poder ayudar a su mamá con los gastos de la casa; cada día recorre al menos tres colonias buscando la forma de vender su producto. Para él la Navidad es una época que anhela. A pesar de que la llegada de “Santa” sea algo incierto, mantiene el sueño de poder abrir sus regalos.
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En una casa ubicada en la calle 2 de octubre de la colonia Emiliano Zapata, vive el pequeño Eder Joel junto a su mamá, hermana y algunos de sus primos.
Actualmente se encuentra cursando el quinto año de primaria en la escuela primaria María de la Cruz Reyes, un lugar en el que encuentra una oportunidad para poder sobresalir y formarse para lograr su sueño de ser soldado y porqué no, también futbolista.
Pareciera algo cotidiano ver a un niño de 10 años jugar con sus amigos, reír, disfrutar de tardes de esparcimiento con los cuales se pueda recobrar las energías para comenzar un nuevo día lleno de sorpresas y nuevas experiencias.
No obstante, la vida de Eder es todo un reto, ya que para él las tardes no significan tardes de juegos, sino de trabajo, ante las necesidades de la familia, todos los días después de llegar de la escuela, toma su caja de donas y se va a venderlas.
Con el firme propósito de poder contribuir con los gastos de la casa y brindar un soporte a la economía de su familia, a partir de las 2:00 de la tarde recorre al menos tres colonias, Morelos, Infonavit y Emiliano Zapata, en donde busca la forma de poder vender todas las donas.
Platica que una de las estrategias que no le han fallado para vender, es platicar con la gente, por eso, ha logrado ganarse el cariño de las personas, además de que, a pesar que no tenga ganas de salir a trabajar, siempre busca algo positivo para que su venta se logre y regresar a casa temprano.
Compartió que las donas son elaboradas por un señor, quien le dio la oportunidad de poder trabajar y buscar mejores oportunidades, lo cual le ha ayudado a esforzarse por lograr aquello que desea, mediante el disfrute de una actividad que pudiera parecer sencilla pero que trae consigo desafíos.
Ya me conoce la gente, a veces me va bien en la venta y termino temprano; en ocasiones si batallo para terminar con todo, lo más tarde que he llegado a casa es a las 6:00 de la tarde, pero son días en donde la gente casi no compra compartió Eder Joel
Indicó que decidió sacrificar las actividades que un niño de su edad naturalmente tendría que hacer, por salir a trabajar y con lo que gane poder ayudar a su mamá con las necesidades de la casa, que a veces se vuelven críticas y puntuales.
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Manifestó que en ocasiones le gustaría poder salir a jugar con sus amigos por las tardes; sin embargo, sabe que, si no sale a vender, a su madre le hará falta eso poco con lo que él pueda contribuir, por ello recobra fuerzas y sale en busca de su objetivo que es poder apoyar.
“A veces hacer la tarea me cuesta porque llego de trabajar y tengo que ponerme a hacerla, aunque me gusta mucho la escuela, sí termino tarde de hacer lo que me encargan, pero uno de mis sueños es poder ser soldado y futbolista, y si no estudio pues no podré lograrlo”, resaltó.
Para Eder, la Navidad es una de las épocas más esperadas porque la celebración se convierte en un ambiente en donde puede compartir y disfrutar de los momentos al lado de su mamá, hermana y primos, quienes se encargan de elaborar una cena diferente al resto del año.
Compartió que durante el año se encargan de ahorrar para poder comprar la cena para celebrar la Navidad, y aunque la noche no esta llena de lujos y regalos, pasar el tiempo con su familia es lo que más disfruta, ya que como resaltó, esta convivencia no siempre se vive debido a las obligaciones de cada uno.
Uno de los momentos más esperados es la llegada de “Santa”, aunque esta muchas veces es incierta, debido a las condiciones y necesidades no es posible poder encontrar debajo del árbol aquello que desea, pero a la vez, mantiene la esperanza de que pueda ser realidad.
Por ello, para esta Navidad, su deseo es poder tener un celular, una bicicleta, chamarra y una despensa para su mamá, y con ello, no se preocupe por lo que tendrán que comer al día siguiente.
La situación económica acentúa las dificultades que se presentan día a día, pues hay que adquirir los regalos y la cena para Navidad a costa de trabajar más horas; sin embargo, aunque el cansancio se haga presente, la sonrisa de los niños es el motor que imprime energía para volver a comenzar.
El pequeño Eder, consciente de las dificultades que se presentan, mantiene en su corazón la mínima esperanza de poder abrir los regalos que ha esperado durante todo el año en vísperas de esta gran fiesta.
“A mí me gustaría que en esta Navidad todas las personas estén felices, que ningún niño tenga que trabajar, que la pase con su familia, y pueda abrir muchos regalos, mi deseo es que mi mamá no tenga que preocuparse de nada, y que siempre esté feliz conmigo y mi hermana”, dijo.