Cirilo Torres se ha convertido en todo un personaje urbano; es uno de los boleros más reconocidos en la ciudad. Cuenta ya con más de 50 años lustrando zapatos. Desde los 13 años comenzó con un cajoncito de bolero en el centro de la ciudad. Su mejor anécdota es haber conocido al famoso actor de Hollywood, Anthony Quinn; sin embargo, cuando lo conoció, no lo ubicó. Su mejor experiencia en este oficio de la boleada es haber cosechado muchos amigos.
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Este lustrador de calzado indicó que desde 1972, a la edad de 13 años, comenzó con el oficio de bolero, como se conoce popularmente. Nacido en una familia numerosa en el barrio del Topo Chico, mencionó que eran 10 hermanos. Su papá, el señor Don Julián Torres, fue bolero y tenía un puesto en la plaza Victoria, frente a la Botica Guadalupe. Recuerda que estaba en quinto de primaria; sin embargo, en aquel entonces era más importante llevar algo para la casa que estudiar.
Debido a las necesidades que tenían en su familia, se hizo de un cajoncito de bolero y salió a las calles a trabajar. Indicó que solo él y dos hermanos más siguieron el oficio de su padre. Sin embargo, solo dos quedaron definitivamente trabajando de boleros: Cirilo y Julián, el hermano mayor. Él ahora se encuentra en la plazuela Morelos. En aquel entonces, era toda una cultura que la gente se boleara.
Así también, señaló que ya son 51 años de estar en el oficio de lustrador de calzado, oficio que le gusta, ya que por este trabajo ha conocido mucha gente y ha hecho muchas amistades. Se definió como una persona calmada que le gusta platicar y llevar buenas relaciones con la gente. Eso le ha ganado que con el transcurrir de los años, mucha gente lo conoce y se ha hecho de amigos.
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Mencionó que el bolero trata tanto al obrero como al empresario, a la gente más humilde como a los ricos de Parral, estudiantes, abogados, médicos, comerciantes y la gente trabajadora de la ciudad. Sin embargo, también entabla relación con los empresarios y políticos de todos los colores. Recordó dentro de sus memorias que uno de los ex gobernadores que llegó a bolear es al contador público Patricio Martínez cuando estaba en campaña. Lo acompañaba en aquella ocasión el parralense Oscar Ochoa.
Indicó además que, de los 51 años que tiene como bolero, ya se ha convertido en todo un personaje urbano de la talla de muchos hombres que forman parte de la historia citadina de Parral, dijo que 21 años estuvo instalado su puesto en la plaza Victoria, 14 en la plaza Principal, 12 en la avenida Independencia frente al antiguo teatro Hidalgo y 4 años en la plaza Guillermo Baca.
La moda de los tenis y el calzado de gamuza han sido otras de las cuestiones en que ha bajado el trabajo de los boleros. Sin embargo, para él, este oficio es de gran satisfacción. Le ha dado de comer y sostener a su familia. Uno de los recuerdos que más se le viene a la mente es en el año 1973 cuando, en el restaurante del hotel Moreira (antes llamado restaurante México-Español), la gente desde las ventanas se asomaban y comentaban que estaba desayunando el famoso actor de Hollywood, Anthony Quinn.
En aquel entonces, debido a su ignorancia, no sabía quién era este personaje. Llegaba más gente y comentaba: "¿Quién es este güey?". Otros decían: "Es Anthony Quinn, ¿no lo conoces? Sale en las películas gringas". Así quedó la cosa; nunca lo relacionó a este actor con algún conocido. Después, en una ocasión que fue al cine Rex y vio la película "La Hora 25", una producción cinematográfica que refería a la época de la Gestapo y de los judíos, le cayó el 20. Nunca imaginó que ese Anthony Quinn fuera uno de los mejores actores de Hollywood y él lo conoció desayunando.
Cirilo Torres Arredondo continúa haciendo su trabajo como bolero en la plaza Guillermo Baca. Recordó que la boleada en los años setentas era toda una tradición. Antes de ir a misa los fines de semana, los señores se llevaban a su esposa e hijos a que se bolearan. Antes de entrar a la iglesia, la gente tenía mucho cuidado en su aseo personal, incluyendo los zapatos.
De igual manera, los jóvenes para ir a ver a sus novias primero se boleaban; les daba un mejor aspecto y las muchachas apreciaban el calzado lustrado de los chicos. Esta tradición ha venido mermando unos 20 años atrás por varios factores. La crisis económica es una de las causas; ya la gente se encuentra endeudada con los vales y muchos de ellos viven al día. Además, las sequías y la falta de producción agrícola también tienen que ver al no haber circulante; la gente del rancho ya no viene con la frecuencia de antes a gastar su dinero.