Los inicios de “los bazares” de la colonia PRI se remontan a más de 20 años, donde iniciaron sus primeras actividades en la plaza de la colonia y gracias a la respuesta de los colonos, pudieron apropiarse del espacio en el campo, donde hasta la fecha, domingo tras domingo es una tradición. En el lugar se puede disfrutar de bebidas refrescantes, chicharrines, gorditas, loches, juguetes, etc., así como ropa usada, seminueva y nueva, todo a un costo muy económico.
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Una oportunidad para estrenar y adquirir productos a un precio accesible, así son los bazares de la colonia PRI que su objetivo inicial fue el de poder revender las piezas de ropa, calzado y hasta cobijas y accesorios que ya no se tenían en uso con el fin de tener ingresos, colonos de la PRI fundaron el tianguis en la plaza, y que al momento de que la feligresía católica salía de la misa dominical, podían disfrutar de comprar lo que desearan gracias a la variedad que existía.
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Posteriormente y años más tarde, se mudaron al campito que se encuentra rumbo a la colonia Almanceña con una extensión territorial bastante amplia como para albergar a más comerciantes y brindar un espacio seguro. Aunque inicialmente todo el piso era de tierra y sin techumbre.
No obstante, la costumbre de ir “al tianguis” se hizo fuerte cada año, donde cada comerciante ya tenía un espacio fijo y hasta clientes semanales. Desde muy temprano llegan para apartar su lugar y poder tener los mejores beneficios al aplicar sus estrategias de venta y marketing.
Desde las 5:30 de la mañana vendedores arriban cada domingo a la colonia PRI para instalar sus productos, carpas y hasta mesas, ya que se pueden conseguir antojitos mexicanos como enchiladas, gorditas, los tradicionales tacos de papa con “doña Goya” y hasta aguas frescas para iniciar bien el domingo.
Canciones que se reproducen en cada espacio de la vendimia y que se mezclan con los anuncios que realiza cada marchante como el típico: “pásele, pásele”. Los parralenses hacen su recorrido por los caminos señalados en los campitos de “los tiraderos” mientras observan cada producto que se encuentran en el piso vigilados por su respectivo vendedor.
Pronto, y gracias a la iniciativa privada de un empresario minero, los tianguistas dejaron de estar exponiéndose a las altas temperaturas, pues fue instalado un gran domo que cubre gran parte del campo. Y más tarde aún, el piso dejó de ser de tierra para ser de concreto. Además, dándole una visión incluyente a las personas con discapacidad, pues las rampas no pueden faltar.
Es así como semanalmente las personas hacen su “luchita” por sacar algo para la semana, ya que de ahí se mantienen hogares y se les brinda estudio a niños y niñas.