Como un faro de fe se erige el templo de San Juan de Dios, un emblemático monumento de la época virreinal que alberga la devoción de figuras como la Virgen de la Soledad y que todo en su conjunto es un atractivo de turismo religioso que ofrece la ciudad.
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A propósito de las vacaciones de Semana Santa, este lugar dedicado a la divinidad desde hace más de tres siglos está ubicado en el corazón de Parral a escasos metros de la plaza Guillermo Baca y de otras joyas como la Catedral de Guadalupe, el Palacio Alvarado y el primer templo metodista cuya edificación data de 1888.
San Juan de Dios no sólo es una estructura arquitectónica herencia de los españoles, es testimonio vivo de la historia de los parralenses ya que fue construido en 1682 bajo la dirección de Don Antonio de Urecha. Este recinto sagrado además de ser un lugar de culto, formó parte integral de uno de los hospitales más antiguos del estado que servía principalmente a los enfermos y lesionados de las minas, reflejando así su profundo compromiso con el bienestar de la comunidad.
Al interior y coronando su altar mayor, los visitantes encontrarán la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad, patrona de Chihuahua y Reina de los mineros, escultura también tricentenaria que representa el dolor de María luego de la crucifixión y muerte de su hijo, una estampa muy representativa del Viernes Santo.
Este templo fue consagrado en 1687 por fray Bartolomé de Quezada marcando el origen de un barrio o comunidad que sería integrada principalmente por personas afrodescendientes e incluso aquellas que fueron traídas del continente africano para realizar trabajos forzosos en esquemas similares a la esclavitud.
Hoy el templo de San Juan de Dios es un tesoro arquitectónico, con su retablo de madera finamente elaborado en hoja de oro y sus cuartos laterales, que ahora albergan un museo de arte sacro. La torre del colonial edificio está coronada por dos campanas que han sido testigos de múltiples eventos que han marcado la historia de Parral, desde ceremonias religiosas hasta hechos de guerra.
Cabe recordar que a mediados del siglo XIX, durante un período tumultuoso en la historia de México como lo fue la Guerra de Reforma, el templo fue incautado y convertido en cuartel, mientras que el hospital adjunto fue transformado en una escuela. Pero, a pesar de estos desafíos, el espíritu de fe y devoción ha perdurado a lo largo de los años, y este sitio continúa siendo un punto de encuentro para los fieles y los curiosos por igual.
Por ello, durante esta temporada vacacional, el Gobierno de Parral extiende la invitación a locales y turistas para que acudan este histórico recinto y experimenten de cerca la cultura, la belleza y la espiritualidad que este lugar tiene para ofrecer.