Un rincón para la fe y de gran aportación para el compendio de obras históricas resguardadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es el Templo de San Antonio de Padua, que además de ser protegido es cuidado con fervor por parte de los habitantes del municipio de El Tule, quienes además le brindan una fiesta al santo patrono cada 13 de junio.
Al entrar, bugambilias de todos los colores adornan el atrio de este templo histórico que, primeramente, fue nombrado como Iglesia de San Francisco Javier por los monjes Franciscanos que hicieron estancia por varias décadas en El Tule.
Según refirió Sara Ruiz González, quien es habitante del poblado y gracias a su padre tiene conocimiento histórico de este sitio, no fue hasta que los monjes fueron solicitados por el rey Carlos en su momento su regreso a España cuando cambio de nombre.
Hoy día se trata del Templo de San Antonio de Padua, cuya fachada de color blanco aún preserva los suspiros de la historia, además de ser resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Cada 13 de junio se realizan las fiestas en honor a dicho santo patrono de los habitantes de El Tule, por lo que se reúnen pobladores de Valle Rosario, Balleza, Huejotitán y hasta de Parral solo por la devoción que le tienen a este santo.