A solo cuatro meses de haber sido remodelado, el Templo de San Diego en Minas Nuevas, uno de los edificios más históricos de Parral, muestra nuevamente señales de deterioro, por lo que el Gobierno de Parral ya analiza la manera de proteger dicho patrimonio histórico.
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Las recientes lluvias han causado profundas cuarteaduras en el interior del templo, transminación de agua, y derrumbes en los enjarres tanto dentro como fuera del edificio. Además, grafitis que van desde expresiones de amor hasta rayones ofensivos, afectando gravemente el aspecto del monumento.
Este templo, que data del siglo XVII y es un importante testimonio de la arquitectura religiosa colonial, ha sobrevivido a lo largo de los años a pesar de los periodos de abandono y negligencia. En 2023, parte de su techo se derrumbó tras las fuertes lluvias del año anterior, pero su deterioro ya era evidente desde el 2016, cuando la última restauración quedó inconclusa.
Los trabajos de restauración comenzaron en 2013 bajo el auspicio del Instituto Chihuahuense de la Cultura, con el objetivo de devolverle su uso religioso y habilitarlo como sede de eventos culturales. En 2015, se reportó un avance del 50% en las obras, y se esperaba destinar un millón de pesos para concluir el proyecto e incorporarlo a la ruta turística local. Sin embargo, en 2016, el proceso de restauración se detuvo con solo un 80% de avance, y desde entonces el templo ha quedado en el olvido.
A pesar de nuevos anuncios en 2018 sobre la inversión de recursos para el uso social del edificio, nunca se concretó la finalización de las obras. El valor histórico y cultural del templo de San Diego es inestimable, y su conservación es fundamental para mantener vivo el legado de la comunidad minera de Parral.
Hace apenas cuatro meses, se culminaron trabajos de rehabilitación en los muros y vigas del terrado, utilizando técnicas tradicionales de construcción con tierra, siguiendo las indicaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sin embargo, estos esfuerzos están en riesgo de ser en vano, pues la falta de protección adecuada ha expuesto nuevamente el edificio a los daños causados por el clima.
Lugareños han señalado que darle un uso continuo al templo podría ayudar a su preservación, ya que el constante abandono ha permitido incluso el vandalismo, con ventanas rotas y un deterioro que sigue aumentando con el paso del tiempo.
Ante esta situación, el director de Comunicación Social, Magdaleno Gutiérrez, mencionó que la Dirección de Obras Públicas ya está analizando una nueva intervención para proteger el templo de más daños. "Es necesario que se brinde mantenimiento y se proteja este patrimonio histórico, ya que es parte fundamental de la historia y cultura de Parral", señaló.
Mientras tanto, el templo sigue resistiendo el abandono, a la espera de una solución definitiva que le devuelva el esplendor y la protección que merece.