José Natanael, Gerardo y Elías R., de 8, 13 y 10 años respectivamente, piden pasar una Navidad diferente este 2023, pues señalan, Santa Claus luce por su ausencia en las calles del Albergue en la Almanceña. Viven junto a su familia que está integrada por 15 personas en una pequeña vivienda de apenas 3 cuartos y un patio para todos. Los tres menores piden una bicicleta para pasearse, hacer mandados e ir a la escuela.
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En una humilde vivienda de la calle Bondad de la colonia Almanceña, vive una familia de quince integrantes, todos ellos deben de presenciar una Navidad diferente a la de otras familias, pues en otros hogares la Nochebuena destaca por la cena, con su sazón inolvidable, ropa abrigadora y un ambiente de amor y paz, así como los niños y niñas disfrutando de los regalos que les lleva Santa Claus. Para los Ramos, las navidades son noches igual que las de todo el año.
La familia Ramos no esperan el 24 de diciembre para elaborar una cena especial y recibir al Rey de Reyes, pues desde hace años que no realizan nada significativo por la falta de recursos económicos y oportunidades para adquirirlos, y de paso, los niños y niñas se van acostumbrando a no pedirle nada a Santa Claus, pues este personaje brilla por su ausencia en esta pequeña mancha urbana de la ciudad mejor conocido como “El Albergue”.
Según relata Luisa Ramos, madre de cuatro pequeños de este hogar, es trabajadora de la maquiladora, que es de donde se obtiene el dinero para suministrar de energía eléctrica, alimentos y ropa, así como el vital líquido a todo el hogar, destacando que este último ya ni llega por la tubería y da inicio a otro gasto más, estar comprándola a particulares para hacer las necesidades indispensables de un hogar.
Describe que desafortunadamente, de los cuatro hijos que tiene solo dos viven con ella, los dos pequeños José Natanael y José Gerardo, de 10 y 13 años de edad respectivamente, quienes estudian la primaria y secundaria; así como su sobrino Elias, quien tiene 10 años y asiste a la primaria con solo “la bendición de Dios”.
José Natanael, el pequeño de 8 años, es un niño que ha crecido entre las injusticias de la vida, donde su sueño es ser Policía y mantener el orden público y la paz social entre los habitantes de la ciudad, así como perseguir los males y tener así, una ciudad segura. No obstante, el sueño va quedando atrapado, pues las oportunidades que se le presentan son cada vez más limitadas.
Su único pasatiempo es estar con sus amigos en el exterior de la vivienda, con los tradicionales juegos de antaño, que reúnen a grupitos de adolescentes y niños, como los torneos de canicas y tazos.
La tecnología y las actualizaciones parecen haberse olvidado también de esta zona, pues no existe maneras diversas de tener comunicación con los demás, dado que hay viviendas que no cuentan con internet ni muchos un celular, regresándolos nuevamente a los juegos tradicionales mencionados.
Con sus ojos tímidos y vergonzosos, José Natanael pide, desde su inocencia de niño, una bicicleta para pasearse y recorrer las inclinadas calles donde vive, así como para hacer mandados y asistir al hogar, no dejando de lado la escuela, donde presume, lleva buenas calificaciones y diariamente se va caminando durante 10 o 15 minutos para llegar a su aula de clases.
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“Nata” como es conocido en la calle, buscará ser Policía para enfrentar las desigualdades, las injusticias y buscar el bien común, ante ello, no deja de seguir estudiando y aunque no pase una Navidad como muchos, buscará su sueño para cumplirlo.
Asimismo, su primo hermano, Elías, de 10 años de edad, manifiesta ser un niño tranquilo que desea pasar una Navidad diferente, donde al menos, haya algo especial en el hogar: la familia. No deja de lado sus inquietudes, que su etapa le exige, como el disfrutar de una bicicleta nueva y pasearse, junto con su primo, por las calles.
Luisa Ramos, familiar de los pequeños, lamentó que el 24 de diciembre sea una fecha especial para todos menos para su familia, pues las condiciones económicas no brindan las oportunidades para hacer un festín para todos, por lo que solo será una cena, como todas las noches, y a dormir temprano, para levantarse al día siguiente con su rutina diaria.