Al unísono sonaron las campanas de las parroquias de la Diócesis de Parral como símbolo de unidad de la Iglesia para recordar y orar por todas las víctimas de la violencia, principalmente por los sacerdotes jesuitas asesinados en el altar de la iglesia de Cerocahui, a un año de su muerte en la Sierra Tarahumara.
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Durante un minuto, las campanas de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe sonaron a lo cual, las parroquias de la Diócesis de Parral replicaron, con el objetivo de hacer memoria de todas las víctimas de la violencia en México y ante el clamor por la justicia.
Dicha actividad fue convocada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en símbolo del compromiso para construir la paz, por lo que durante el minuto que sonaron las campanas, invitaron a cada persona a recordar y orar por las víctimas de la violencia y a pedir a Dios por la paz.
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Los líderes de la Iglesia Católica de manera reiterada han declarado que en estos tiempos difíciles, se encuentran consternados por las numerosas muertes que se producen a diario en el país, ya que cada pérdida de vida es una tragedia que entristece profundamente, pero también lleva a reflexionar sobre la importancia de trabajar juntos por el bien y la paz.
El presidente de la CEM, arzobispo Rogelio Cabrera, indicó que como Iglesia de México elevan sus oraciones por todas las personas que han perdido la vida, especialmente por los hermanos sacerdotes jesuitas; Javier y Joaquín, a un año de su asesinato en la Sierra Tarahumara, en el altar de la iglesia de Cerocahui, Chihuahua.
Asimismo, se pide por aquellos que han trabajado incansablemente por el bien común y han sido víctimas de la violencia como las hermanas Catequistas asesinadas en la diócesis de Huajuapan de León de quienes reconocen su dedicación y sacrificio, y les rinden homenaje por su noble labor.
“En este momento crucial, debemos unirnos como comunidad de fe para luchar contra la violencia y construir un México más seguro y justo. Es urgente que nos comprometamos a promover la paz, la reconciliación y el respeto por la dignidad humana. Recordemos que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ser portadores de esperanza y agentes de cambio en nuestra sociedad”, dijo.
Recordemos las palabras de nuestro Señor Jesucristo: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9). "Que estas palabras nos inspiren a redoblar nuestros esfuerzos para construir una sociedad en la que el amor y la justicia prevalezcan sobre la violencia y la injusticia"
Instó a que cada feligrés encomiende sus intenciones a la intercesión de María, Madre de la Paz, y pidan su guía y protección en este camino hacia un México más pacífico y próspero.