“Llevó diez años buscando a mi hijo, lo único que deseo es recuperar sus restos, su desaparición ha marcado un gran dolor en mi familia, yo estoy muerta en vida”, así lo expresó una madre, Bertha Isabel Ramírez, quien a lo largo de estos años nunca ha dejado de buscar a su hijo, Saúl Everto Rodríguez, quien desapareció el 18 de enero del 2013 en Parral.
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La llegada de un hijo es el tesoro más grande para alguna mujer, así lo describe la señora Bertha Isabel Ramírez, quien describió la felicidad que sintió cuando nació su primogénito, Saúl Everto Rodríguez; “Yo me sentía tan feliz, mi primer hijo que fue tan deseado, lo recibí con todo el amor”.
Saul reció en un ambiente de amor y protección, siempre al lado de sus padres; por lo cual, la mujer recuerda esa etapa como la mejor de su vida, debido a que tenía a toda su familia completa.
Lamentablemente la vida de esta familia cambió el 18 de enero del 2013 cuando Saúl salió de su hogar alrededor de las 11:00 de la mañana, en compañía de su amigo identificado como Francisco Adrián Amaya Esparza, quien también se encuentra desaparecido.
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“Un día antes de su desaparición lo note triste, pensativo, aunque le pregunté qué era lo que le pasaba no me respondió, solo me comentó de sus aspiraciones por irse a trabajar a una mina ubicada fuera de aquí de Parral”.
Recordó que los dos jóvenes salieron de su vivienda con destino a la colonia Valle Verde, domicilio donde vivía Francisco Adrián; sin embargo, recibieron diversas llamadas por lo cual se trasladaron a otro sitio siendo desde ese momento cuando perdieron toda comunicación con ellos.
“Me comentaron que ellos recibieron muchas llamadas durante ese día, nunca supimos quien les marcaba o el motivo por el cual los solicitaban, era como si los estuvieran cuidando”.
Al percatarse del paso de las horas y que su hijo no regresaba, comenzó a marcarle a su teléfono celular; “Ese día hacía tanto frío que le marqué una y otra vez a mi hijo; sin embargo, no me contestaba, solo sonaba su teléfono, por lo cual le envié un mensaje de texto y le dije que ya era hora de regresar a casa, que hacía mucho frío”.
Ninguna de las llamadas que le realizó Bertha Isabel a su hijo fueron respondidas, únicamente le enviaron un mensaje de texto el cual decía; “Mamá, la veo al rato usted no se preocupe, la veo al rato”, situación que le pareció extraña, por lo que un mal presentimiento empezó a surgir.
Despues volvió a intentar marcarle, pero su teléfono ya entraba directamente al buzón de voz, siendo a partir de ese momento cuando comenzó el trayecto de su búsqueda, en el cual lleva recorrido durante 10 largos años.
“Los años han pasado, pero el dolor sigue siendo como el primer día que no regreso a mi lado, tengo muy presente un sueño que tuve a los pocos días de su desaparición, en el cual me decía que tenia que irse, que lo dejara y yo lo abrace tan fuerte”.
Bertha Isabel, ha dado muestra de su gran valentía y fortaleza debido que con la única intención de localizar los restos de su hijo, ha encabezado diversos rastreos en compañía de otras madres del Colectivo 10 de Octubre.
Describió que han recorrido diferentes lugares, enfrentándose al cansancio, a lo complicado de las zonas y las inclemencias del clima todo con la esperanza de localizar algún rastro que la lleve hasta donde se encuentra Saúl.
Con lágrimas y su voz entrecortada expresó; “Hace poco acudí hasta Corralejo, sentí una energía tan fuerte que algo me dice que mi hijo se encuentra en ese lugar, ahí, localice un fémur del cual estamos esperando que nos lleguen los resultados de las pruebas, además de un suéter que cumple con las características que llevaba el amigo de mi hijo cuando desaparecieron”.
Señaló que pesar del nulo compromiso de las autoridades correspondientes, nunca se ha rendido y ha continuado en la búsqueda de su hijo.
“El expediente de mi hijo en la Fiscalía General del Estado nunca tuvo un avance, nosotros como familia investigamos con la única finalidad de localizar a nuestro ser querido y brindarle un espacio digno para que descanse en paz, este camino ha sido muy doloroso”.
Tras diez años, la ausencia de Saúl cada vez se siente más, sin embargo, en su hogar, su madre conserva aún su ropa, sus perfumes, sus fotografías, guardando cada uno de los recuerdos que creó al lado de sus hermanos.
“Lo que paso con mi hijo movió todo el proyecto de vida que tenía yo al lado de mis hijos, quienes me ven sufrir por su hermano, aunque yo intente salir adelante por ellos, la ausencia de él, es algo que me parte el alma y que nunca podre sanar”.
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Destacó que la búsqueda continúa, con la esperanza de que algún día pueda alcanzar la paz que le arrebataron junto con su hijo; “La justicia está lejos, lo único que deseo es recuperar sus restos y tener la certeza de que ya está con nosotros y tener la tranquilidad que tanto le he pedido a Dios es lo único que pedo, culpables no busco”.
Resaltó que la unión entre las personas que tienen casos con personas desaparecidas es muy importante, debido a que a través de esto, han logrado unir esfuerzos para llevar a cabo rastreos para localizarlos.
Hizo un llamado a la ciudadanía para que se sensibilicen ante este tipo de problemas que están presentes ya que mencionó que desaparecer no es normal.
“Deseo pedirle la gente de Valle de Allende, de Corralejo, que nos brinde anónimamente algún dato, nosotros protegemos la integridad de quien nos ayuda a encontrar a nuestros seres queridos, que es lo único que pedimos, nuestros hijos”
Señaló que es importante que la ciudadanía no sea insensible ante esta problemática y que no normalicen las desapariciones “Desaparecer no es normal, no está bien, es algo que duele y la mata a uno en vida al no saber en dónde están nuestros hijos, esposos, hermanos”.