Si la sequía no se detiene, el hato ganadero que había en 2019, año previo a la pandemia por el Covid-19, disminuirá hasta un 60 por ciento, por lo que se estima que la población de ganado pase de 600 mil a 240 mil; lo anterior de acuerdo a lo expuesto por Fidencio Loya, presidente de la Unión de Ganaderos, quien indicó que los empresarios ganaderos están vendiendo para capitalizar y sostener los gastos de manutención luego de que los precios de alimento incrementaran.
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La sequía ha desatado una crisis en la industria ganadera de la región sur de Chihuahua. En los últimos años, la disminución drástica del hato ganadero se ha convertido en una preocupación crítica para los ganaderos locales.
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Según el empresario Fidencio Loya, representante de la Unión de Ganaderos en Parral, este declive es, en gran parte, atribuible a la prolongada sequía que ha azotado nuestra zona, dejando un impacto devastador en la disponibilidad de forraje y en la capacidad de los ganaderos para mantener sus animales adecuadamente.
La sequía ha generado una cadena de consecuencias negativas. Con pastizales resecos y fuentes de agua disminuidas, los ganaderos se ven forzados a tomar decisiones difíciles, incluyendo la reducción de su ganado.
De acuerdo con el empresario, la escasez de alimento y los costos elevados para mantener el ganado han llevado a muchos ganaderos a vender parte de su ganado o incluso abandonar la actividad por completo.
Esta drástica reducción en la población ganadera, que se traduce en una caída del 60% en comparación con las cifras de 2019, plantea un serio riesgo para la sostenibilidad económica de la industria ganadera local. El ganado, que es vital tanto para la economía local como para la seguridad alimentaria de la población, se encuentra en peligro.
Los efectos de esta disminución del hato ganadero se extienden por toda la cadena alimentaria. Desde precios más altos hasta una oferta limitada de carne, los consumidores finales ya están sintiendo el impacto.
Para abordar esta situación, se requiere un enfoque integral que incluya medidas para mitigar los efectos de la sequía, promover prácticas sostenibles y proporcionar apoyo a los ganaderos en esta difícil coyuntura.
En este sentido, el empresario indicó que la participación activa del gobierno es crucial. Se requiere una respuesta gubernamental que incluya políticas efectivas y asignación de recursos para enfrentar la crisis.
Concluyó diciendo que la disminución del hato ganadero es un problema apremiante, exacerbado por la prolongada sequía. Para garantizar la recuperación y el futuro sostenible de la industria ganadera en nuestra región, es imperativo que el gobierno participe activamente y colabore estrechamente con los ganaderos. Juntos, pueden abordar esta crisis multifacética y trabajar hacia soluciones que fortalezcan la industria ganadera en el largo plazo.