"El Evangelio es para todos y todas, buenas y malas", expresó el obispo de la Diócesis de la Tarahumara, Juan Manuel González, quien explicó que en aquellas zonas se predica la palabra de Dios sin temor de ser agredidos, pues este es el objetivo, acompañar a las personas en las comunidades pese a los cargos que existan en la sierra. Asimismo, respecto a la situación que enfrenta la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, en donde los obispos negociaban con el crimen organizado para garantizar la armonía y la paz pública, González señaló que respeta las estrategias de evangelización de cada Diócesis, dado que es un contexto social diferente.
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Luego de que cuatro obispos de Acapulco, Chilpancingo-Chilapa, ciudad Altamirano y Tlapa buscaran diálogos con líderes de la delincuencia organizada en Guerrero para pacificar al estado, y no tener una respuesta positiva, el obispo de la Tarahumara en Chihuahua dijo que son estrategias de evangelización diferentes y que son totalmente respetables dado que buscan un bien común.
Fue el eclesiástico Juan Manuel González, quien refirió que las zonas de violencia existen por doquier en el estado mexicano, además de las diferentes ocupaciones que hay en cada lugar y que ante ello, es importante que cada Diócesis busque cómo predicar la palabra de Dios, sin importar la ocupación de las personas ni su estilo de vida, ya que resaltó que Dios es bueno para todos y todas.
"Ante la sociedad, a lo mejor los catalogamos o señalamos, pero el Evangelio es para todos, para justos y pecadores, para eso vino Jesús", expresó el entrevistado. "Creo que cada quien tiene su forma de trabajar pastoralmente, pero son diferentes las circunstancias y las personas, si ellos consideran que pueden servir para lograr la paz el comunicarse o estar en algún convenio con personas del crimen organizado, pues ellos sabrán, respeto su posición y pido por ellos para que Dios los ilumine", manifestó Juan Manuel González, obispo de la Sierra Tarahumara en Chihuahua.
Asimismo, destacó que no se trata de respaldar los trabajos pastorales de aquellas Diócesis, sino que se respeta las iniciativas de ellos, dado que solamente quienes radican en Guerrero conocen el contexto social y las condiciones en que viven.
"Cada iglesia particular es autónoma, y cada uno pide a Dios discernimiento para conducir esa iglesia, yo pido para que Dios los ilumine y que verdaderamente sirva (…) lo que diría es que todos somos responsables por la paz, tanto la iglesia, como gobierno y la sociedad civil, todos tenemos que poner nuestro granito de arena", concluyó.
Además, señaló que en el caso de la sierra de Chihuahua los sacerdotes realizan sus actividades eclesiásticas acompañando a las personas en su vida diaria y sus costumbres, sobretodo en su cultura y tradiciones para compartirles la riqueza del Evangelio.
Agregó que los sacerdotes de esta Diócesis trabajan directamente en las comunidades y con la gente de la sierra, especificando que hay "de todo", destacando que no se sienten amenazados por el crimen organizado, ya que trabajan por el bien común.
"No somos nadie para juzgar, nada más denunciamos lo que tenemos que denunciar, y hablamos lo que tenemos que hablar, pero siempre en nombre de Jesucristo y para el bien común y social", terminó el obispo Juan Manuel González.