Cerca del 50 por ciento de los peatones que atraviesan la vialidad entre las colonias Pri y Tierra y Libertad optan por no utilizar el puente peatonal, arriesgándose a sortear vehículos en una vía de alto tránsito. Aunque el puente fue instalado para mejorar la seguridad vial, muchos prefieren evitarlo por diversas razones, desde comodidad hasta temor por su diseño.
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El comandante de Tránsito de la ciudad, Humberto Quintana, explicó que la falta de uso del puente no es un problema nuevo. “Aunque el puente y el semáforo han reducido los accidentes, aún vemos que muchos peatones cruzan por la vialidad para ahorrarse tiempo. Es un tema de crear conciencia de seguridad vial. Necesitamos educar a los ciudadanos sobre los riesgos de no usar el puente”, comentó.
Para quienes sí usan el puente, las opiniones están divididas. Amelia N., usuaria frecuente, destacó que el puente es funcional y seguro. “No entiendo a quienes no lo usan. Es un esfuerzo mínimo y te mantiene a salvo”, expresó.
Sin embargo, Marisol Sáenz opinó lo contrario. “El puente tiene espacios grandes en los costados; un niño podría caer fácilmente. También tiembla cuando pasan camiones. Esto asusta a muchas madres de familia, y por eso prefieren no subirlo”, señaló.
En el caso de personas con discapacidad, las limitaciones son aún mayores. Santiago Ávila, quien utiliza una silla de ruedas, explicó que aunque hay rampas, estas no están diseñadas de manera segura. “Es peligroso para alguien en mi situación. Prefiero cruzar por abajo, aunque no sea la mejor opción”, lamentó.
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Los vecinos también sugieren mejoras al puente. Sáenz propuso la instalación de mallas laterales para evitar que los peatones crucen por el camellón y mayor seguridad estructural para tranquilidad de los usuarios. Según ella, con estas medidas, todos usarían el puente peatonal, reduciendo así los riesgos de accidentes.
Aunque las autoridades reconocen que el diseño del puente podría influir en su baja aceptación, Quintana insistió en que su ubicación fue pensada para minimizar accidentes. “El desafío está en cambiar la mentalidad de los peatones. No podemos poner un agente de Tránsito todo el tiempo para vigilar”, señaló.
La vialidad, que anteriormente registraba numerosos accidentes, es hoy un lugar más seguro gracias al puente y al semáforo, pero aún queda trabajo por hacer. Para reducir los riesgos, tanto autoridades como ciudadanos deberán colaborar en la creación de una cultura vial que priorice la seguridad sobre la comodidad.