En el universo de las razas caninas, pocas han logrado combinar la imponencia física con una personalidad amable y leal como los American Bully. Estos perros, conocidos por su musculatura robusta y su carácter afectuoso, son el centro de atención de Saúl Núñez Miranda, un criador comprometido que ha dedicado más de seis años a la crianza responsable de esta extraordinaria raza.
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Sol de Parral
Para Saúl, originario de Parral, la crianza de American Bully es más que una profesión; es una pasión que se refleja en cada aspecto de su labor. “Estos perros tienen un corazón noble, son ideales para familias y, aunque su aspecto pueda intimidar, su naturaleza es profundamente amigable”, asegura.
Te puede interesar: ¡Felicidades! Cumple "Lobito" seis años como perro guardián en el Palacio Alvarado
Desarrollados a partir de cruces entre Bulldogs y razas terrier, los American Bully se destacan por su diversidad en tamaños: XL, estándar, pocket y micro. Esta variedad no solo atrae a criadores y amantes de los perros, sino que también los convierte en una raza adaptable a diferentes estilos de vida.
Más allá de su aspecto físico, los American Bully son perros sociales, leales y tolerantes, especialmente con los niños, lo que los convierte en compañeros ideales para las familias. No obstante, su crianza requiere conocimiento y dedicación, ya que no se trata solo de mantener su apariencia, sino de garantizar su bienestar integral.
Saúl Núñez subraya que criar American Bully no es tarea sencilla. Debido a su complexión robusta y sus características físicas, estos perros suelen requerir inseminación artificial para su reproducción y, en la mayoría de los casos, cesáreas para el nacimiento de los cachorros. “El 90 por ciento de los partos de esta raza se realizan en clínicas veterinarias especializadas”, explica.
En su compromiso con el bienestar animal, Saúl limita el número de camadas a una o dos al año. “Esto permite que las madres se recuperen adecuadamente y los cachorros reciban la atención que necesitan”, detalla. Durante las primeras semanas de vida, los pequeños requieren alimentación cada dos o tres horas y un riguroso esquema de vacunación para garantizar su desarrollo saludable.
La alimentación es fundamental en la vida de un American Bully. Saúl opta por croquetas de alta calidad que fortalecen sus dientes y otorgan un pelaje brillante. Además, el cuidado médico regular incluye visitas al veterinario para revisiones generales, limpieza dental y corte de uñas, asegurando que cada ejemplar esté en óptimas condiciones.
Por su carácter dócil y apariencia impresionante, los American Bully también son frecuentes en exhibiciones. Sin embargo, Saúl enfatiza que sus perros no son entrenados para pelear, sino para desarrollar su obediencia y comportamiento social, lo que refuerza su conexión con las familias que los adoptan.
La dedicación de Saúl no sería posible sin el apoyo de su familia, quienes colaboran en la limpieza, cuidado y socialización de los perros. Este trabajo en equipo ha permitido que sus ejemplares destaquen tanto en Parral como en otras regiones, donde la demanda por esta raza sigue en aumento.
“Cuando vi por primera vez un American Bully de nivel nacional, supe que quería dedicarme a esto”, recuerda Saúl. Desde entonces, ha trabajado incansablemente para criar perros sanos y equilibrados, demostrando que, más allá de su precio, que puede oscilar entre los 10 mil y 100 mil pesos, los American Bully son un tesoro que combina belleza y carácter.
Para Saúl Núñez, los American Bully no son solo una raza; son amigos fieles y leales que llenan de alegría a quienes tienen la fortuna de compartir su vida con ellos. “Criar estos perros es una responsabilidad, pero también un privilegio. Verlos crecer fuertes y felices es la mayor recompensa”, concluye.
En un mundo donde las apariencias pueden engañar, los American Bully demuestran que la verdadera fortaleza reside en su corazón noble, convirtiéndose en compañeros insustituibles para las familias que buscan más que una mascota: un amigo de por vida.