"Salgo de casa todos los días sin saber si volveré." Así describe un enfermero del municipio de Allende, quien por razones de seguridad prefirió mantener el anonimato, la angustiante rutina que enfrenta al trasladarse a Parral para trabajar. El reciente aumento de la violencia en las carreteras ha convertido su trayecto en un escenario de constante miedo y zozobra. La incertidumbre de quedar atrapado en un enfrentamiento o ser víctima de la violencia lo atormenta a diario, mientras las calles de su pueblo, desoladas y vigiladas por personas encapuchadas, alimentan el terror de quienes allí habitan.
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Sol de Parral
Según relata, su día comienza a las 6:00 de la mañana, cuando se traslada hacia Parral para cumplir con su jornada laboral. Sin embargo, desde que se han registrado hechos violentos en las vías, el miedo, la incertidumbre y la zozobra se han convertido en una constante que lo acompaña diariamente.
El enfermero explicó que el trayecto hacia su trabajo está lleno de estrés y preocupación, pues cada día se enfrenta a la posibilidad de quedar en medio de un enfrentamiento armado. "Uno no sabe qué pueda pasar, en cualquier momento podríamos estar en el lugar y la hora equivocada", expresó, señalando que esa incertidumbre genera una tensión permanente.
En su pueblo, el miedo también se ha arraigado profundamente. "Todos permanecen en sus casas debido a un toque de queda, que todos respetamos por precaución", comentó. Agregó que muchos negocios cierran temprano, lo que obliga a los vecinos a planificar sus compras durante el día, ya que por la noche es difícil encontrar algún comercio abierto.
Las escuelas también han sido afectadas: "Los maestros enviaron mensajes a los grupos de WhatsApp pidiendo a los padres no llevar a sus hijos a clases hasta este lunes. No hay actividades en kínder ni en primarias", detalló.
Puedes leer: Por violencia, ausentismo del 90% en las escuelas por tercer día consecutivo en tres municipios
La rutina familiar del enfermero también se ha visto trastocada. "Regularmente, por las tardes solíamos salir a pasear o hacer ejercicio en familia, pero ahora eso es imposible”, afirmó. “El día se vuelve aburrido y tedioso, especialmente para los niños que están acostumbrados a jugar en la calle, pero no se les puede dejar salir. Con la violencia que hay, el temor a una bala perdida es constante”, expresó con preocupación.
La dificultad de mantener a los niños en casa, quienes no comprenden del todo el peligro, hace que la situación sea aún más estresante, ya que a veces lloran o se enojan, lo que provoca un ambiente tenso.
Otro de los factores que aumenta la sensación de miedo en Allende es la presencia de personas encapuchadas en las calles. "Eso genera más psicosis entre la gente, porque al verlos, pensamos que en cualquier momento puede desatarse una balacera. No vemos muchos policías, pero sí hemos visto a los soldados", comentó.
Te puede interesar: Ante enfrentamientos aplican operativos por tierra y aire en la región de Coronado
La percepción de vulnerabilidad ha alcanzado tal punto que incluso las clases de catecismo han sido suspendidas, y es mejor, ya no queremos salir a menos de que sea muy necesario.
El enfermero señaló que su obligación de asistir al trabajo le provoca sentimientos de frustración, especialmente cuando su familia lo contacta para informarle sobre la situación violenta. "A veces me llaman para decirme que han visto gente armada o que hay enfrentamientos, y en esos momentos lo único que quiero es salir temprano para proteger a mi familia", expresó.
En contraste, mencionó que algunos conserjes que viven en Allende y trabajan en escuelas de Parral han recibido permiso para faltar a sus trabajos y mantenerse a salvo en sus casas.
El trayecto por la carretera también es fuente de angustia. "El temor que se siente al viajar por la carretera es inmenso. A la hora que salgo y regreso, solía ver otras unidades con personas que también se dirigían a trabajar, pero últimamente la carretera luce desolada", indicó.
Para el enfermero, la incertidumbre sobre su seguridad y la de su familia lo consume, y espera que la situación mejore pronto. "Ojalá todo esto pase rápido, porque es muy difícil vivir con miedo, sin poder salir de casa por temor a ser víctimas de una balacera", concluyó.
Este testimonio refleja la cruda realidad que enfrentan los habitantes de la región, quienes ven su vida diaria alterada por la violencia y la inseguridad.