Tras una caída del 55 por ciento en la derrama económica del turismo estatal en 2020, el año pasado la recuperación de los tres Pueblos Mágicos de Chihuahua superó un 17.48 por ciento la generada en 2019, de acuerdo a los datos de la SIDE.
“Creo que algo muy importante que ocurrió es que las y los chihuahuenses estamos descubriendo nuestro estado, y eso genera algo que se llama cultura turística, que es saber todo lo que se puede recomendar para visitar”, dijo Alejandra Villalobos Palacio, jefa del departamento de Gestión Turística de la Secretaría de Innovación y Desarrollo Económico (SIDE).
En 2001, la Secretaría de Turismo (Sectur) del Gobierno Federal creó el programa Pueblos Mágicos, con el objetivo de realzar la identidad y singularidad del patrimonio nacional en cada estado, de manera que Creel obtuvo el distintivo en 2007, Batopilas en 2012 y Casas Grandes en 2015.
De acuerdo con el último censo económico de Pueblos Mágicos, elaborado en 2019 por la Sectur, alrededor de 554 personas en Creel dependen de esta actividad, al igual que 40 en Batopilas, y 46 en Casas Grandes.
Con el inicio de la pandemia de Covid-19, hace dos años, la derrama económica de estas tres ciudades cayó un 50 por ciento, mientras que a nivel estatal la pérdida fue de 55 por ciento, al comparar 2019 y 2020, informó Villalobos Palacio.
Sin embargo, los tres pueblos mágicos poco a poco se han ido recuperando al superar incluso los porcentajes registrados en 2019, agregó.
“Por ejemplo, en Creel hubo 406 mil turistas noche en 2019, en 2020 cayó a 250 mil, pero en 2021 cerrará en 477 mil, que es por arriba de como estábamos en 2019”, comparó.
Los otros dos “pueblos mágicos” también reportaron un aumento en sus indicadores turísticos durante 2021, pero mucho más lento: Casas Grandes rebasó lo captado en 2020, pero no lo de 2019, y Batopilas no alcanzó a 2019, mas creció un 80 por ciento el año pasado con relación a 2020.
“Si bien el turismo es un segmento de mercado que fue muy golpeado, ha demostrado que es también es muy resiliente, no nada más en Chihuahua y México, sino en el mundo y frente a otras epidemias y crisis económicas. Se cae y luego cuando se recupera, repunta”, observó la funcionaria del Gobierno del Estado.
Aunque a través del Programa de Desarrollo Regional Turístico, Sustentable y Pueblos Mágicos (Prodermágico) los municipios con estos distintivos reciben fondos económicos anualmente, ninguno de ellos los ha recibido desde 2018.
De igual manera, se espera que en 2022 sí se realice una edición presencial del Tianguis Turístico, con sede en Oaxaca.
“Lo maravilloso de los tres pueblos mágicos de Chihuahua, es que son totalmente diferentes por la orografía tan contrastante que tienen entre sí”, expresó.
Batopilas
Situado al fondo de la barranca del mismo nombre, llegar ahí es como un viaje a través del tiempo hasta un antiguo poblado minero, con un clima subtropical en su parte más profunda, y gélido en la cima.
“Puedes estarte congelando arriba, y cuando bajas habrá un clima primaveral con huertos de mangos, guayaba, aguacates, y papayas”, describió Alejandra Villalobos Palacio.
Este “pueblo mágico” resguarda construcciones y edificios históricos como la Misión del Santo Ángel Custodio de Satevó, a 8 kilómetros (km) de la cabecera municipal.
Dispone de 115 habitaciones en varios hoteles, con precios muy variables, desde hospedaje económico hasta de alto valor en un hotel boutique, y múltiples alimentos.
Creel
Creel es otro “pueblo mágico” totalmente diferente, su paisaje es de valles sobre la parte alta de la Sierra Tarahumara, y en invierno puedes disfrutar de nevadas, lo que es muy atractivo.
Es una de las estaciones más importantes del tren Chepe, el único que transporta pasajeros en el país, y en los alrededores hay formaciones rocosas que dan nombre a los valles, así como bosques de pino y encino.
De igual manera es sede del Lago de Arareco, y en los alrededores puedes rentar bicicletas, caballos, cuatrimotos, racer, o hacer caminatas.
Hay una amplia población ralámuli, aunque de la Alta Tarahumara, a diferencia de Batopilas, que son del grupo de la Baja Tarahumara, por lo que su vestimenta y lenguaje son diferentes.
Su capacidad de hospedaje es de 160 habitaciones, con diversas opciones que van desde hostales y cabañas, hasta hoteles de 4 y 5 estrellas.
Casas Grandes
La denominación de “pueblo mágico” para Casas Grandes se basa en la zona arqueológica de Paquimé, nombrada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad, desde 1998 .
Aquí ves las llanuras chihuahuenses con extensiones gigantescas de tierra, repletas de historia y cultura, enmarcadas por un infinito cielo abierto.
Es tierra de Mata Ortiz, en donde Juan Quezada rescató la costumbre ancestral de la alfarería de ollas policromadas, y ganó el Premio Nacional de Artes.
Hoy en día toda una comunidad se dedica y vive de eso, y el turismo puede participar en los talleres para practicar cómo se forma una de estas vasijas.
La conectividad moderna permite llegar hasta el Valle de las Cuevas, en el que puedes conocer la Cueva de la Olla, sus objetos históricos y oquedades en las rocas, semejantes a casas y graneros con silueta de un enorme utensilio de cocina como este.
“Por eso se nombró así, pero en realidad es donde guardaban el maíz, y cerca existe un caserío de cuevas con este mismo tipo de vestigios arqueológicos”, describió.
En Casas Grandes se han desarrollado viñedos que pueden visitarse en primavera, para ver crecer la uva o degustar los vinos de gran calidad que ahí se producen.
“Si lo que te gusta es hacer caminatas, está el río Piedras Verdes, con increíbles paisajes otoñales de colores ocre y amarillos, y además es tierra de apaches”, destacó.
La capacidad de hospedaje en Casas Grandes es de 30 habitaciones, pero a 8 km está Nuevo Casas Grandes, donde hay 480 más.