Román Romero Estrada, es una persona en situación de calle que estuvo del 1993 hasta el 2008 tras las rejas, lo perdió todo, se quedó sin familia y hoy solo tiene a sus mascotas con las que viaja por el estado.
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Originario de Canutillo, Durango, pero proveniente de la capital de Chihuahua va camino a Jiménez, ha estado en Parral los últimos tres días y se queda a dormir en plazas o espacios públicos del centro y orillas de la ciudad.
Una barba que se cubre con un color blanco a causa de las canas que reflejan los 70 años que ha vivido don Román, una cachucha de color rojo que luce deteriorada por la falta de aseo, chamarra oscura, playera de cuello roja, pantalón caqui y zapatos viejos de color café, es parte del atuendo que ha portado durante semanas.
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Con él solo lleva un bote donde guarda algunas pertenencias, las que no le caben se guardan en una mochila de color azul, donde solo hay espacio para algunas prendas.
Lo acompañan "Guante", "Canela", "Vaquera", "Vaquero" y la "Chula", sus mascotas que pasa acariciando durante toda la tarde en las calles Colegio, intersección con Barbachano, del centro de la ciudad, justo fuera de la Cámara Nacional de Comercio.
Lo único que tiene son estos animales, ya que luego de estar 15 años privado de la libertad, perdió a toda su familia al cometer errores que lo llevaron a pagar con la ley.
En su momento, reconoció que "movía" droga, delito que lo llevó a la cárcel por lo que aunque hoy pudiera estar dedicándose a eso mismo, pasa su edad adulta en la calle, ya que sus años y problemas de salud le impiden conseguir un trabajo, al menos lo mencionó.
Esto lo llevó a purgar una condena de 15 años de los cuales siete fueron cumplidos en la prisión de Las Islas Marías, también llamadas Islas Tres Marías, grupo de islas localizadas en el océano Pacífico a 112 km de las costas del estado mexicano de Nayarit.
"Hoy tengo un 'código penal en el corazón' que no me deja agarrar lo que no es mío, prefiero pedir antes que robar", aseguró el septuagenario que no tiene hogar.
Expuso que luego de equivocarse, busca hacer el bien, ayudando a animales que se encuentran en situación de calle, con el único objetivo de sentirse bien él mismo.
Con lágrimas en el rostro, y una voz partida por un sollozo dijo que era muy difícil seguir viviendo con el dolor que cargaba, ya que lo único que lo motiva es Dios, lo único que le impide quitarse la vida, ya que ha sido un pensamiento que ha pasado por su mente.
"Es muy difícil, es muy difícil, pero le echo ganas por lo que me queda, no me queda de otra, no me puedo ahorcar…es muy difícil no tener un cariño.. por eso nomas me percino", expresó el entrevistado de la tercera edad.
Con todas estas experiencias de vida aconseja a todas las personas a que conserven el amor propio que desde su perspectiva de vida es lo que más importa, más allá de las cosas materiales.