El templo de San Juan de Dios, uno de los más antiguos de Parral, recibió trabajos de mantenimiento, según informó Vivian Aguirre, directora de Obras Públicas. La intervención se lleva a cabo como respuesta a una solicitud de la Diócesis, que ya contaba con la pintura necesaria y fue apoyada con mano de obra para embellecer este importante recinto.
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Aguirre destacó que el objetivo de los trabajos es mejorar la imagen del templo, resaltando su relevancia cultural y patrimonial. “Se trata de un lugar de gran valor para los parralenses, no solo por su antigüedad, sino por la devoción que representa. Con estos trabajos buscamos que luzca más bonito para la comunidad”, comentó la funcionaria.
El templo de San Juan de Dios es venerado por albergar la imagen de Nuestra Señora María de la Soledad, patrona de Chihuahua y Reina de los mineros. Su historia se remonta a 1682, cuando Don Antonio de Urecha colocó la primera piedra del conjunto, que durante 177 años funcionó tanto como templo como hospital para atender a los mineros enfermos y heridos.
Este lugar, considerado el primer hospital de este tipo en América, fue fundado bajo la dirección de Urecha, con la colaboración de importantes benefactores como Don Juan Cortés del Rey, Don Agustín Herbante del Camino y Don Juan Blanco. El 5 de enero de 1687, el templo fue consagrado por Fray Bartolomé de Quezada, quien también trajo desde España una réplica de la Virgen de la Soledad, siendo este uno de los hitos religiosos más importantes de la región.
El pequeño templo, de una sola nave, fue originalmente una capilla del hospital, razón por la cual presenta una estructura modesta, pero con detalles notables como un retablo de madera acabado en hoja de oro, un confesionario, y una torre con dos campanas que, en el pasado, sonaban para funerales o como alarmas. A un costado del templo se encuentra el Museo de Arte Sacro, el cual originalmente fue una capilla lateral.
El retablo del templo es una de sus piezas más valiosas, dedicado al tema del dolor por las enfermedades. En él se encuentran las figuras de San Juan de Dios y San Pedro de Alcántara, junto con imágenes de San Pedro y San Pablo. Esta representación simboliza el sufrimiento humano, particularmente en el contexto de la atención médica que el hospital brindaba en su tiempo.
En octubre de 1864, el entonces presidente Benito Juárez llegó a Parral y confiscó los fondos del hospital, que hasta entonces habían sido administrados por un patronato. Tras el triunfo de la República, el hospital fue transformado en una escuela, y el templo se convirtió en un cuartel, dejando a los enfermos y frailes sin lugar donde quedarse.
Este mantenimiento no solo embellece el templo, sino que también honra la memoria histórica de un lugar que ha sido testigo de momentos clave en la vida de la ciudad y la región.