Con celebración de la Eucaristía presidida por el obispo, Mauricio Urrea, y una comida, llevan a cabo fin de curso en el Seminario Diocesano de Parral en donde participaron maestros, seminaristas, así como el equipo formador de la institución.
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Durante su homilía el obispo de la Diócesis de Parral, Mauricio Urrea Carrillo comentó que en el seminario los jóvenes crecen, se fortalecen espiritualmente, viven en un “desierto” de gracia.
“Aquí se va uno preparando hasta que llega el momento de manifestarse públicamente al pueblo de Dios pero no como el nuevo Mesías que viene a usurpar el sitio del único Mesías, sino como precursor del único Salvador”, dijo.
Urrea Carrillo enfatizó que en este camino siempre se encarna actitudes, palabras y obediencia bajo la frase “conviene que Él crezca, el que se dé a conocer y que yo disminuya”.
Resaltó que eso los hará realmente servidores del Señor, ya que el que importa solo es Cristo y los demás son quienes preparan el camino para el que viene.
Por su parte, el rector de la institución, Víctor Hugo Pérez, manifestó que el seminario pudiera pasar desapercibido porque no lo conocen, pero que quiere ser una experiencia profunda y fecunda para quien es llamado y pueda sintonizar con el ritmo de la Iglesia y con el corazón de Cristo.
Resaltó que en este lugar es donde se forman los próximos sacerdotes que servirán al pueblo de Dios y que se encargarán de dirigir y administrar los sacramentos que como Iglesia se han instituido.
Agradeció a cada uno de los colaboradores del seminario, tanto a maestros como bienhechores, ya que como indicó, son parte fundamental del desarrollo de cada uno de los jóvenes que deciden consagrar su vida a Dios.