Muchas cosas han cambiado en nuestras vidas desde que la pandemia llegó al mundo, sobre todo en lo que a prevención se refiere; si bien, poco a poco nos hemos ido adaptando para aprender a convivir con este nuevo enemigo, lo cierto es que no sabemos si algún día desaparecerá del todo, es donde surge una de las grandes interrogantes ¿Cada cuanto tiempo nos tendremos que vacunar contra esta enfermedad? Situación que empeora si eres de los que no son muy amantes de las inyecciones.
Al día de hoy, la situación se ha tornado menos crítica poco a poco, sobre todo desde que aparecieron las diferentes vacunas que nos permitieron hacerle frente a este nuevo adversario; no obstante, la perspectiva de recibir una nueva dosis cada cierto tiempo, es algo que para muchos sigue siendo motivo de preocupación.
Uno de los últimos sectores de la población en recibir este beneficio han sido los más jóvenes, incluyendo a los menores de edad, pues la prioridad era inmunizar primero a los sectores más vulnerables; sin embargo, para muchos niños y adolescentes puede ser una experiencia no del todo agradable, sobre todo a quienes padecen de una condición muy particular, la cual te explicamos en qué consiste.
Tripanofobia: El miedo a las agujas
Aunque pueda parecer una exageración, a muchos de nosotros, sobre todo cuando éramos más pequeños, la idea de recibir una inyección nos llevaba al borde del llanto, pues es bien sabido que los niños no gustan de las inyecciones.
En el caso de la tripanofobia, este miedo va mucho más allá, pues se trata de una fobia (miedo intenso e irracional) que puede provocar síntomas como sudoración, ansiedad, sudoraciones e incluso taquicardia.
La pregunta del millón en estos casos, es: ¿Cómo me puedo vacunar si le tengo fobia a las inyecciones?
La respuesta no es tan sencilla, pues sobre todo para los pequeñines, este miedo puede ser algo tan intenso que intentarán resistirse por todos los medios posibles. Una buena opción es empezar a hablar con ellos sobre las consecuencias que tendrían en caso de no vacunarse, pues la enfermedad es un peor escenario que la inyección.
Si esto no ayuda mucho, lo mejor es buscar ayuda con un especialista, pues hay casos que llegan a requerir terapia psicológica.
Una vez confirmado el diagnóstico de tripanofobia, se debe analizar a fondo el origen del problema e ir enfrentándolo poco a poco, ya que las fobias suelen ser temores infundados de manera inconsciente, pero que tienen un origen en lo profundo de nuestra psique.
¿Qué te parece esta enfermedad? ¿Le tienes miedo a las inyecciones? No olvides que esta semana se abrió el registro de la dosis de refuerzo para menores de 30 años. Sabemos que las jeringas no son algo muy agradable, pero recuerda que padecer de Covid-19 y contagiar a tus seres queridos es la peor opción posible.