En busca de que los indígenas no pierdan su cultura, el gobernador del albergue de San Andrés, Guillermo Negrete, ha recorrido comunidades más alejadas del municipio de Balleza en donde ha preparado a 250 niños paras ser bautizados a través de pláticas en rarámuri una vez que se encuentran listos efectúan una ceremonia “Yumari”.
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Caminando por 10 horas, el gobernador del asentamiento San Andrés, Guillermo Negrete, ha arribado a cada una de las comunidades del municipio de Balleza para preparar a los niños para ser bautizados y que no pierdan su cultura.
A través de pláticas en Rarámuri los infantes son preparados para recibir su sacramento que marca la religión católica, misma que ha predominado en los indígenas.
“Me he dedicado a recorrer las comunidades de mis hermanos de la Sierra, a veces para llegar hasta donde se encuentran debo caminar por varias horas, pero cualquier sacrificio vale la pena debido a que estamos conversando nuestra cultura y tradiciones”.
Recordó que en un principio comenzó esa actividad solo; sin embargo, tras dialogar con los sacerdotes de Parral se acordó que visitará las comunidades de la región serrana para preparar a los infantes.
A lo largo de las visitas ha bautizado a 250 niños y niñas, “es importante que nuestros niños reciban su sacramento y estén preparados, por ello tengo para que logren un mayor entendimiento”.
Al culminar su preparación narra que realizan un ritual denominado “Yumari” en el que dan las gracias a Dios, siendo esta acción a través de una misa al estilo rarámuri, al frente de una cruz misma que es cubierta por una sábana de color blanco.
Además, al filo de la cruz colocan la comida “Tonari”, que es el platillo que realizan los indígenas como una ofrenda; esto es colocado en tres cazuelas de barro en la que se coloca tesgüino, carne de algún animal, pinole y las tortillas a un costado.
Después, los indígenas elevan el Tonari, “es como la misa que se celebra en otros sitios en donde se nos brinda la hostia, nosotros ofrecemos esto en la cruz Rarámuri debido a que creemos que desde el cuello llama a nuestro Dios”.
