"Platicando con los Muertos", un programa cultural que ha enriquecido al municipio de Hidalgo del Parral, creando sus bases en el Panteón Municipal de Dolores en el que descansan los cuerpos de personajes históricos y reconocidos a nivel nacional, como Francisco Villa. "Platicando con los Muertos" es ya una tradición en el Pueblo Mágico, que consiste en adentrarse a las sombras del camposanto y en cada tumba seleccionada personificar a su propietario, pasando así, por tumbas de Pedro T. Gómez, Pedro Alvarado, la Familia Borja de Parral, los Inmigrantes Chinos, las almas olvidadas, entre otros más.
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Al ser un evento de calidad máxima en donde los actores se desempeñan con gran fervor, la población parralense se mantiene alerta desde los últimos días de octubre para saber cuál será la logística del año, para aventurarse a conseguir boletos de entrada y ser de los primeros en disfrutar de este teatral evento. Para este 2023, no hubo boletos para garantizar una entrada rápida; este año los asistentes tuvieron que formarse al exterior del cementerio y esperar a que avanzara la fila.
El primer grupo de personas que entró estuvo integrado por los pequeños de una conocida escuela de la ciudad y por las autoridades del Municipio, como el presidente César Peña Valles y su esposa, Gema Quiñónez Barrón, quienes encabezaron el grupo y avanzaron por el estrecho camino que conduce a las tumbas.
Mientras el evento se desarrolla al interior del camposanto, las familias y amigos esperan en la fila, una fila que mientras más avanza el tiempo, más va creciendo. La hora citada fue a las 6:30 de la tarde, y en su transcurso, la fila fue creciendo a tal nivel que pudieran esperar hasta una hora y media para ingresar a disfrutar el recorrido.
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Por fortuna, nuestro ingreso fue en el segundo recorrido con un grupo de adultos que atestiguaban las escenas tétricas en medio de los sepulcros. La organización que estuvo encargada de capacitar en tema de teatro y oratoria a los participantes fue de calidad, pues cada personaje se caracterizaba por su esencia, por la forma de hablar tan útil y adecuada, los ademanes e incluso, hasta la forma de caminar.
Diez minutos del recorrido, llegamos al punto medio en donde descansan los restos de los revolucionarios. Desde la tumba alumbrada únicamente con una veladora sale el general, quien comienza a explicar que todos se han ido y solo quedaron ellos, ahí en ese cúmulo de tierra. La alegría de haber salido hace que los soldados bailen entre sí y disfruten de estar en la vida recordando anécdotas del general Francisco Villa.
Más adelante, a la vuelta, dos personas que se dedican al oficio más antiguo del mundo, un masculino de edad joven, quien, con su porte y sus ademanes tan femeninos, señala cómo vivía en la sombra de la sociedad por tener gustos sexuales diferentes, pero también destaca cómo los hombres disfrutaban estar con él. Por otra parte, una fémina de edad joven detalla de igual forma la manera en que los hombres llegan a acostarse con ella, pues señala “el que no cae, resbala”.
El escenario cambia. Luego de risas y cómicas actuaciones por los personajes anteriores, todo se vuelve pulcro, elegante y formal. Estamos en la propiedad de la familia Borja, la familia más adinerada de San Joseph del Parral y quienes donaron el terreno para este panteón. La mujer que dijo ser la madre comenzó con las críticas hacia el grupo de visitantes. “Mira esa ropa, esos peinados…”, expresa la señora Borja, quien fue interrumpida por su hija para que fuera más amable. De este modo, la familia Borja da a conocer cómo fue su estancia en el pueblo de Parral y cómo de manera paulatina, fueron ayudando a sus habitantes.
Más tarde, llegamos a la tumba del general Francisco Villa, donde soldados y una guerrillera se encuentran en sus aposentos al grito de “Viva mi General Villa, ¡Viva!”. La elegante tumba del general hace que uno sienta entusiasmo de conocer nuevamente su historia y los personajes caracterizados la cumplen al explicar cada detalle importante de su vida.
Así pues, dejamos el espacio de Villa y avanzamos por el camino que nos marca el equipo de organización. “El Minero”, un hombre que pasó su vida entera dedicándose a picar piedra en la mina, donde desafortunadamente falleció a causa del oficio, se lamenta por el panteón el no haber disfrutado su vida.
Más adelante, una mujer con un vestido de novia aparece llorando porque no pudo conocer el amor y disfrutar de ello, ya que tuvo que partir al más allá en el día de su boda y con ese mismo vestido fue sepultada, con el fin de alargar su amor. Llora y solloza sobre su tumba porque no disfrutó del amor.
Y así, cada intérprete personifica a diferentes habitantes que fueron parte de la vida de Parral y que ahora solo se conserva su recuerdo a través de la historia. Así, "Platicando con los Muertos" hace que se reviva la historia en particular de cada personaje y que la población conozca la vida y la muerte de ellos mismos.