Una de las tradiciones más arraigadas de Parral es la visita a la Virgen de la Soledad los viernes en el conocido templo de San Juan de Dios que se ubica a un costado de la plaza Guillermo Baca y frente a la Catedral de Guadalupe. Tanto parroquianos como turistas se dan un espacio para conocer uno de los templos con más historia.
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Se dice que desde la colonia se da esta tradición; sin embargo, quienes acuden a visitar a la virgen los viernes, consideran que ha mermado en mucho las personas que solían acudir a visitar a la virgen, aun así es una tradición que continúa sobre todo en las personas adultas mayores.
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Su historia
Según documentos del Archivo Histórico, el templo de San Juan de Dios o también conocido como de l, para la construcción se colocó la primera piedra don Antonio de Urecha, el 4 de febrero de 1682, de lo que sería durante 177 años templo y hospital de San Juan de Dios, para enfermos y lesionados de las minas donde hoy se ubica la Escuela Primaria 99, primero en esta rama en América.
Bajo la dirección de don Antonio de Urecha hubo grandes benefactores como don Juan Cortés del Rey, don Agustín Herbante del Camino, don Juan Blanco y don Luis de Simois. El 5 de enero de 1687 fue consagrado el templo por Fray Bartolomé de Quezada, de la orden de los Juaninos, médico y director del hospital que trajo desde España una réplica de la Virgen de la Soledad, eran frailes de hábito gris, por eso los llamaban Pardos.
Era la capilla del hospital, por eso es pequeño de una sola nave, tiene un coro, confesionario, presbiterio y comulgatorio; además una capilla lateral que hoy es el Museo de Arte Sacro, además una torre con dos campanas. El doble sonido se usaba para funerales o como alarma, el retablo es de madera acabado en hoja de oro, arriba una pintura de La Piedad; abajo, el Tabernáculo, la Luz de la Presencia y a los lados San Pedro y San Pablo.
A los lados del retablo: San Juan de Dios (portugués que ayudaba a los enfermos mentales) y San Pedro de Alcántara. El tema del retablo es el dolor por enfermedades. Fue en octubre de 1864, cuando arribó el entonces presidente Benito Juárez e incautó el capital que administraba el patronato. Al triunfo de la República el hospital lo convirtió en escuela y el templo en cuartel, los enfermos y los frailes fueron arrojados a la calle.
La tradicional visita
La capilla de San Juan de Dios es de una sola nave con una torre, con su capulín y sus campanas, más otra edificada posteriormente para albergar un reloj; techo plano de vigas y un retablo barroco de madera; el segundo, con siete pinturas de la Pasión, donde es posible observar la mano de al menos dos pintores.
En la parte superior, en el altar, se encuentra un crucifijo, la Virgen de la Soledad en 1943 fue coronada reina de la Diócesis de Chihuahua, esta imagen tiene muchos devotos que la visitan los viernes de cada semana.
La familia Martínez Rodríguez señaló que viene de Camargo, es la primera vez que visitan Parral y les ha gustado todo el Centro Histórico. Estuvieron en el templo y es uno de los más bonitos y antiguos que han visitado. Se enteraron que los viernes es visitado por los devotos para agradecer y pedir favores.
Cuando leyeron la inscripción en la entrada de la iglesia, pudieron conocer que esta virgen es la patrona de los mineros. Como católicos están muy contentos de que la Virgen de la Soledad proteja y dé auxilio a los mineros de la región. Así también, comentaron que leyeron que es una de las imágenes más veneradas por los parralenses.
De igual modo, José Manuel Herrera indicó que desde niño su papá lo traía para visitar a la virgen, junto con sus cuatro hermanos acudían cada semana para pedir o agradecer favores familiares. Esta tradición la conserva desde hace más de 50 años, por lo general no acude con frecuencia a las misas, pero nunca falta la visita.
Por lo general, los viernes se acomodan a la entrada del templo personas que piden ayuda a los visitantes, son gente necesitada o indígenas que piden Kórima.
Para don Manuel es una devoción muy grande visitar a la virgen, es un punto de apoyo moral y espiritual en los problemas que trae la gente, dijo además que sólo faltó cuando estuvo viviendo en México.
Ahora que ya está en Parral no falta ningún viernes. Cuando sale del templo se pone a platicar con sus amistades, ya que son muchos los amigos con los que se encuentra cada viernes, en la charla pasan un rato agradable bajo la sombra de un árbol en la plaza Guillermo Baca.
Además, indicó que para él visitar el templo es desahogarse un poco de sus penas y preocupaciones, pone en manos de Dios sus problemas y da las gracias a la Virgen de la Soledad que interceda para que se solucionen sus males. Consideró que es una pena que esta tradición se esté perdiendo entre la juventud.