¡Deja que el Perro Ladre! El día en el que todas las personas tienen la oportunidad de dar a conocer sus talentos ocultos o sus hobbies, un chiste, un poema, una carta para los ex´s, todo en este día, puede ser dado a conocer.
Cuatro paredes, un par de sillones, café, palomitas y refresco, son parte del arte escénico en el que jóvenes de todas las edades, participan para dar a conocer o disfrutar de los talentos recitales de quienes deciden acudir al evento ¡Deja que el Perro Ladre!
La cita, es en el “ombligo de la semana”, el lugar; un edificio de fachada amarilla ubicado en el 5-A del centro histórico de la ciudad camuflaje Ada entre otras viviendas similares, una luz roja ilumina el interior del lugar y a las afueras, varios jóvenes platicando, antes de que comience el acto.
Una laptop y un proyector, son suficientes herramientas para comenzar con el día de “Deja que el Perro Ladre”. Decenas de jóvenes esperan que comience la función, algunos jugando ajedrez, platicando y otros más agarrando el mejor lugar para disfrutar del arte en escena.
En esta ocasión, Román González tiene preparada una “sorpresa” para los fieles asistentes, desconocen de que se trata, pero los obligan a esperar, no permiten que ninguno se vaya, será un evento que no se pueden perder.
Listo todo, 3…2…1… Acción! El proyector hace su función, todo mundo guarda en silencio y espera que inicie el film. En la pared se muestra un cortometraje independiente, hecho por parralenses para proyectar el sentimiento de estar en compañía de como ellos se autodenominan, “Perros Famélicos”.
En el cortometraje, los miembros de este proyecto son los protagonistas, recrean la serie de eventos que días atrás ocurrieron, haciéndoles saber que, dentro de este lugar, todos son muy importantes.
“Es el día que hay que dejar que el perro ladre, básicamente aquí se encuentra el espacio para quien quiera expresarse, no importa si es un poema, chiste, anécdota, postura, el objetivo aquí es que todo mundo se exprese”.
La noche empieza con un dulce poema de Roberto Bolaño; " Enséñame a Volar" , proveniente de un libro viejo, con cicatrices de haber sido leído en más de una ocasión.
Como segunda entrega, un hombre de pelo cano sube al escenario. Da una pequeña reseña de lo que es su profesión, la cultura y el deporte son su interés, pero en esta ocasión sube para leer un escrito de su autoría, según dijo, que escribió en una noche de insomnio y la cual tituló "La Dama de la Lluvia", ganándose el interés de los más jóvenes.
Las anécdotas personales, también son parte de este concilio y se vale, se vale hablar de lo que te acontece en la vida, sea triste o te haga ver como una heroína o héroe. La dura vida de una mujer, parte a ser conocimiento de otros, la segunda cara de la moneda es revelada, la atención está al pendiente de quien está al frente.
El talento desborda de los jóvenes, como si toda la vida lo hubieran hecho, dan a conocer uno por uno sus letras poéticas, lo que le hace a uno pensar... ¿Cuánto talento hay en Parral? La inspiración, sale donde sea.
Para cambiar un poco el ambiente romántico y nostálgico, sube un joven que, acompañado de su guitarra busca endulzar los oídos de los presentes.
Es el escenario del talento parralense, el concierto, la trova con la que sueñan y que mayormente queda oculto en un cuarto de cuatro paredes, en una ciudad declarada como la "Capital Cultural del Mundo".
Los primeros acordes dan la idea del movimiento inicial, la mayoría son baladas de temas de su originalidad, algunas sin nombre, las cuales, revelan algo del pasado del autor en escena.
EL PRECIO
Una de las cosas más comunes que uno se pregunta al entrar es ¿A qué costo? Bueno, disfrutar de este evento no tiene algún precio en especial, una cooperación voluntaria puede ser suficiente para mantener los costos de la renta, agua, luz. La venta de snacks y bebidas es otro ingreso, además del tianguis que cada domingo ponen para generar ingresos.
Los aplausos, las risas, las conversaciones, el convivio, entre otras cosas, son el sueldo para estas personas que buscan rescatar la cultura en Parral, no solo con eventos caros, sino de simbología independiente y con un acercamiento más humano.