Cerca de 600 peregrinos de esta ciudad celebran la Santa Misa en la Basílica de Guadalupe presidida por el Obispo de la Diócesis de Parral, Mauricio Urrea Carrillo, y concelebrada por 6 sacerdotes y 4 diáconos.
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Como cada año, fieles católicos de Parral luego de casi cinco días de peregrinar, finalmente hicieron su arribo a la Ciudad de México para acudir a la Basílica de Guadalupe, una tradición que ha perdurado.
En su homilía, el obispo de la Diócesis de Parral dijo: “queridos hermanos, estando en esta ocasión con el inmenso y hermoso privilegio de celebrar la Santa Misa en la casa de todos los mexicanos y latinoamericanos que aquí son tratados, recibidos y bendecidos como hijos de la Madre de Dios”.
Mencionó que por el año litúrgico toca en turno celebrar la fiesta del apóstol Santiago cuya vida es ejemplar para todos en cualquier punto en que se reflexione, no solo por haber llegado primero a las palmas del martirio sino por el proceso y el camino espiritual que siguió.
“Llevamos este tesoro de nuestra fe, de nuestra filiación, de nuestro ser hijos e hijas de Dios en una vasija de barro frágil que puede romperse a la primera”, expuso.
Sin embargo, destacó que el buen Señor con su mano omnipotente nos sostiene, como bien expone San Pablo en uno de sus textos: “nos vemos perseguidos, afligidos a veces derrotados pero nunca desamparados, ni vencidos siempre asistidos por ese poder amoroso de Dios”.
Detalló que es necesario ver de cerca la vida y el camino espiritual del apóstol Santiago en este día tan importante para la iglesia de España y también para la iglesia de México.
“Jesús dijo en otra ocasión: aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, imiten en sus corazones esos sentimientos, así tienen que ir por la vida para que triunfen y se logren como proyectos de Dios en este mundo”, enfatizó.