Presenta el obispo electo César Alfonso Ortega Díaz el escudo episcopal, enmarcado en cinco signos relacionados y vinculados con su vida, su vocación y su futuro ministerio como pastor de la Diócesis de Linares, Nuevo León, cuyo lema “Ecce venio ut faciam voluntatem tuam” tomado de la carta a los Hebreos; marca el punto de partida en su nueva encomienda como líder pastoral.
Ante su nombramiento como obispo electo de la Diócesis de Linares, Nuevo León, el líder pastoral César Alfonso Ortega Díaz, dio a conocer el escudo episcopal con el que se distinguirá su labor pastoral.
Enmarcado en cinco signos relacionados y vinculados con su vida, su vocación y su futuro ministerio como obispo al servicio de la Iglesia, así como el lema que ha tomado de la carta a los Hebreos, encuadra y resume la nueva misión a la que Dios lo ha llamado.
El primer elemento es el Espíritu Santo, tal como aparece en la vidriera que ilumina la cátedra de San Pedro, ya que el día de la ordenación episcopal, será el 22 de febrero, fecha en que la liturgia de la Iglesia honra el primado y la autoridad del apóstol San Pedro. El obispo por esa unción del Espíritu que recibe el día de la ordenación, es ungido para ser enviado como testigo y maestro de la fe, para asegurar la apostolicidad y la comunión con el Papa y los obispos de la Iglesia, así como para velar y santificar a la grey que se le encomienda. “El Espíritu del Señor está sobre mí y me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres”. Lc. 4,18
El segundo elemento recuerda unos de los más grandes milagros de Jesús: la multiplicación de los cinco panes y dos peces que describe San Juan en su evangelio. Es uno de los signos eucarísticos más antiguos y representativos del pueblo de Dios. Este símbolo puesto en el escudo recuerda al apóstol Felipe, quien aparece justo en la escena de la multiplicación, donde Jesús al ver la gran multitud que acudía a él, dijo a Felipe: “¿dónde compraremos pan para darles de comer?”. Felipe respondió: “Ni doscientos denarios bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan?”. Jn. 6,5-7. Este milagro recuerda el ilimitado amor de Dios que da en abundancia a todos, y esos panes y peces son los talentos que el obispo electo Ortega ofrece a Dios para que los multiplique en bien de los demás.
El tercer elemento es la letra M de la Virgen María, que aparece junto con un tallo de lirios símbolo de San José y de su matrimonio virginal con ella. En muchos lugares los lirios son también llamados como la flor de mayo, mes en que se honra de manera especial a la madre de Dios. La Virgen María es la más delicada y grande devoción del obispo electo César Ortega, a quien ha consagrado su ministerio episcopal y los lirios que representan a San José, tienen varios motivos: la ciudad de Parral que está dedicada a San José; la primera parroquia como sacerdote fue la de San José; el año de su nominación como obispo de Linares, fue justo el año pasado, dedicado por el Papa Francisco a la figura de San José.
El cuarto elemento es el báculo con la voluta en forma de cruz, idéntica a la que porta el actual obispo de Parral y que cruza verticalmente todo el escudo. Es el signo de la vinculación con la anterior diócesis y de la nueva realidad que como pastor de una Iglesia particular está por guiar y apacentar. El báculo es el símbolo del pastor, que manifiesta también la autoridad del obispo en su Diócesis.
El elemento final que encierra el ideal o la aspiración por donde se ha de caminar es el lema: “Ecce venio ut faciat voluntatem tuam”. “He aquí, vengo para hacer tu voluntad”. Heb. 10,7. Este es el punto de partida y de llegada de Monseñor Ortega en su nueva encomienda como obispo de la Diócesis de Linares: hacer en todo la voluntad de Dios.