El Jueves Santo enmarca una tradición en la iglesia denominada La visita a los siete templos, cuyo origen se encuentra en el caminar que emprendió Jesucristo en su pasión, hasta su llegada al calvario el Viernes Santo, donde fue crucificado.
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A partir de la noche del Jueves Santo, hasta la mañana del Viernes Santo es devoción católica visitar siete iglesias, dicha tradición fue originada por San Felipe Neri en Roma, Italia, misma que se ha propagado alrededor del mundo.
Debido a la pandemia estas actividades de religiosidad popular, se han visto en decadencia ya que las restricciones en los templos se establecieron para evitar la propagación del virus Sars-CoV2.
Uno de los principales objetivos que tiene la visita de los siete templos es agradecer a Cristo por el don de la Eucaristía y el ministerio sacerdotal instituidos la noche del Jueves Santo en la última cena, con la fracción del pan y el ofrecimiento del vino, siendo Él mismo el sacrificio.
Además, el transitar por siete templos funge como signo de acompañamiento a Jesús, quien vivió soledad y sufrimiento en el Huerto de Getsemaní, donde posteriormente recibió desprecios en la casa de Anás, Caifás, Herodes, Pilato, en el Calvario y se le acompaña en el silencio del sepulcro.
Según la tradición católica, cada una de las iglesias que se visitan posterior a la misa de la Cena del Señor, guarda el Santísimo Sacramento, por lo que se erige un monumento en acción de gracias por su entrega de amor por la humanidad.
La primera iglesia representa a Jesús en el huerto, donde según la tradición eran como las 10:00 de la noche cuando Jesús llegó al lugar, su alma se llenó de tristeza entró en agonía ante la visión del sufrimiento por lo que iba a padecer, oró por cerca de tres horas y sudó lágrimas de sangre.
La segunda iglesia hace alusión al pasaje de Jesús en casa de Anás, en donde fue maltratado y tratado como un malhechor. En la tercera iglesia se medita la estancia de Jesús en casa de Caifás en donde le imputan falsos testimonios.
En el cuarto lugar Jesús se encuentra en la casa de Pilato donde es acusado de malhechor, alborotador del pueblo ya que se proclama el Rey. En la quinta escena Jesús está frente a Herodes quien se burla poniéndole una túnica blanca y desea divertirse, viéndole hacer algún milagro.
La sexta visita corresponde a la estancia de Jesús de nuevo frente a Pilato, quien no reconoce culpa en Jesús y desea dejarlo libre, pero se retracta ante la insistencia del pueblo.
El último altar corresponde al Santo Sepulcro, donde Jesús fue depositado después de haber cargado con una cruz a cuestas, escupido, lacerado y humillado.
Esta noche el Señor invita a orar con Él, acompañarlo en su sufrimiento, antes de padecer su pasión y muerte.