Francisco Villa Campa, nieto de Francisco Villa y Austreberta Rentería, compartió que a pesar de que han pasado 98 años de la muerte de su abuelo, es un orgullo para Villa Campa, saber que la leyenda crece a nivel internacional, ya que cada día más se unen “Dorados” a su línea de soldados valientes, los cuales radican desde Corea hasta los Países Bajos.
El 25 de enero del año 1922 el general Francisco Villa y Austreberta Rentería tuvieron su primer hijo llamado Francisco Villa Rentería, del cual nace Francisco Villa Campa, quien actualmente radica en el Estado de México, es maestro en Seguridad Pública, especialista en prevención del delito y en ciudades seguras, actualmente es asesor en el área de Prevención de la delegación Nezahualcóyotl.
Francisco Villa Campa declaró: mi abuela conoció a mi abuelo en 1912; sin embargo, mi bisabuelo Ignacio Rentería no quería a mi abuelo Francisco Villa para su hija, ya que era un hombre bandolero, de armas, que vino a romper con lo establecido, es por ello que se la lleva a vivir a Estados Unidos en 1919, cuando llega nuevamente a Jiménez, mi abuelito vuelve a pretenderla, y se la roba, pero en sentido figurado porque mi abuelita Austreberta me platicaba que prácticamente no se la robo, porque ella decía que se dejó robar por su abuelo ya que era un hombre grande, rojo, de ojos verdes, de barba rubia el cual le gustaba mucho.
El nieto de Villa comentó que su abuela le tocó llegar a la Hacienda de Canutillo a finales de 1920 y se casa el 21 de junio con su abuelo en Parral; sin embargo, refirió que su abuela Austreberta vivió con ellos en 1978 a 1982 la cual les platicaba de su vida en la hacienda, misma que se encontraba despoblada y derruida, es por ello que Francisco Villa junto con los Dorados comenzaron a trabajar construyendo las casas de adobe, laboraban en el campo sembrando trigo, y en un año empezó la producción de las tierras, ya que una de las reglas era no tomar, y que todos tuvieran acceso a la educación.
Comentó que tenían tres maestros de planta los cuales instruían tanto a mujeres como a hombres y niños, además que todos los hombres se tenían que casar con sus mujeres para brindarles una seguridad social.
Informó que su abuela Austreberta le contó que su abuelo Francisco Villa subió un tiempo de peso ya que le gustaban mucho las tortillas de harina, los buñuelos, además de que hacían chile con carne y queso, comidas que ingería al regresar de las labores del campo.
Destacó que a pesar de los 98 años de la muerte de su abuelo aún hay cosas que no se saben de Francisco Villa “de entrada el tesoro que había escondido no se sabe dónde está, así como el armamento, municiones, vestimenta, sueldos para mantener el movimiento revolucionario, y esa información se la llevó mi abuelo a la tumba, y es difícil conocer donde está porque mi abuelo dormía en un lado y amanecía en otro, además de que no existe alguna ruta en especial para saber los caminos que transitaba, pero en lo particular yo tengo la cama que perteneció a mis abuelos así como apuntes de Austreberta”.
“A mí me emociona mucho que aún recuerden a mi abuelo, ya que se han acercado a mi personas descendientes de revolucionarios, por eso yo digo que somos miles de descendientes de la División del Norte, tengo conocidos que me han traído libros de Corea sobre Pancho Villa, en los Países Bajos hay restaurantes de Pancho Villa, día a día se refuerza el cariño que le tienen a Francisco Villa, y para mí es un honor ser su nieto, ya que para mi abuelo el dinero no era lo principal si no que era un medio para que todos alcanzáramos una mejor estadía, llámese educación, salud, y para un mejor México, fue un hombre leal y nunca a traición, y eso es lo que distingue a la gente del norte, que es entrona y leal”.