Carlos Hernández, saxofonista urbano, comparte que él no se quedó con los brazos cruzados durante la pandemia y se puso a ensayar con el saxofón. Considera que frustra a los talentos que las autoridades no promuevan la cultura en sus comunidades. Ser músico urbano es apostarle a la cultura, en países de Europa y en los Estados Unidos se ven muchos músicos en las calles, a la gente le gusta.
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Carlos Hernández, saxofonista urbano de 63 años, indicó que comenzó a tocar el saxofón en las calles desde la pandemia. Fue una de las personas que tuvo que salir adelante, ya que mucha gente le dijo “Quédate en Casa”. No se quedó con los brazos cruzados; aprovechó ese tiempo para sacar repertorio. Debido a las condiciones económicas que estaban viviendo los músicos, tuvo que salir adelante para mantener a su familia, ya que es casado y tiene cuatro hijos.
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Comenzó tocando en grupos y en bandas, pero decidió trabajar por su cuenta como músico urbano, ya que durante la pandemia fue escaso el trabajo para los músicos. Los eventos sociales y salones fueron cancelados debido al aforo limitado, por lo que se vio obligado a salir a las calles.
Señaló que, cuando tocaba en los grupos musicales, él tocaba el bajo. Mencionó que tiempo atrás, cuando trabajaba en la mina Clarines, comenzó a estudiar música con Don José Hinojos, quien dirigía la banda municipal en aquellos años. Antes de ser músico, trabajó como minero durante unos ocho años como perforista.
Además de ser saxofonista, también trabaja como afanador haciendo el aseo en los locales del estacionamiento de la Gómez Morín. Son dos trabajos con los que sostiene a su familia. La gente disfruta de las baladas románticas que interpreta, como Perfidia, Bésame mucho, La Distancia, Sabor a Mí, Amor Perdido.
Indicó que la mayoría son baladas románticas, pero planea comenzar a tocar baladas rítmicas con el saxofón. Agradece la nobleza de la gente, aunque en la mayoría de las ocasiones son los inspectores de la Presidencia los que le obstaculizan su trabajo musical. Desde su punto de vista, las autoridades deberían de no frustrar los talentos y promover la cultura en sus comunidades.
Externó que este es un proyecto que platicó con Moisés Nasi de tesorería, al cual le expuso que, de no funcionar este proyecto, va a dejar de tocar en las calles. Sin embargo, considera que el músico urbano fomenta el arte y demuestra a los jóvenes que pueden sacar un sustento. En ciudades como Venecia, Londres en Europa y en ciudades de los Estados Unidos, hay muchos músicos urbanos que están fomentando el gusto por la música. Aquí en Parral hay mucha gente con talento a la que es importante apoyar para que salgan adelante.
Ser músico urbano es apostarle a la cultura. Parral es una ciudad cultural en el estado, pero en muchos casos, las autoridades no permiten o cohíben a la gente a tocar en los espacios públicos. El mayor reto es tocar delante de la gente, superar la timidez, el pánico escénico y memorizar las canciones. Todo ello conlleva a un desarrollo profesional, y el hecho de que las autoridades no permitan el desarrollo en la música es una frustración que lleva a las personas a buscar otros medios de subsistencia.
Mencionó que inspectores de la Presidencia lo han estado checando, y aunque aún no le han otorgado un permiso para tocar en la vía pública, quiere hablar con el presidente César Peña Valles para que le autorice a difundir la música en las calles de la ciudad, ya que considera que no está afectando a terceros ni perjudicando a los vendedores ambulantes que están instalados en el centro de la ciudad.