Narra Julieta Aguirre, su experiencia como sobreviviente de cáncer de mama

"El amor de mi familia y la unión con Dios me dieron fortaleza para afrontar quimioterapias que me quemaban por dentro y la extirpación de un seno"

Alejandra Pérez | El Sol de Parral

  · miércoles 19 de octubre de 2022

"Cuando me dieron la noticia yo ya lo presentía, y hasta cierto punto estaba preparada, pero yo quería que no fuera y saberlo no fue nada fácil". Foto: Alejandra Pérez | El Sol de Parral

Julieta Aguirre Jurado, una mujer sobreviviente del cáncer de mama para quien el diagnóstico no fue fácil de asimilar; sin embargo, encontró en el amor de sus hijos y la unión con Dios la fortaleza para afrontar sesiones de quimioterapias que la “quemaban” por dentro y la extirpación de un seno, hoy victoriosa de esta enfermedad, tiene palabras de aliento para aquellas mujeres que comienzan el camino que ella recorrió.

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Dedicando su vida laboral en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), obtuvo conocimiento respecto a esta enfermedad, Julieta Aguirre solía auto explorarse con regularidad; sin embargo, nunca encontró una anomalía, hasta un día que mientras se bañaba encontró una bolita que le causó cierta incertidumbre.

“Yo sabía que traía un cáncer, pero no sabía qué tan avanzado estaba, me fui con el oncólogo a Chihuahua para realizarme unos estudios, me hizo una biopsia, pero me mandó con otro especialista y después de unos estudios me dijeron que exactamente era un cáncer, pero tenía solución”, expresó.

Rápidamente empezó con las sesiones de quimioterapia por lo que el tumor desapareció un poco; no obstante fue necesario la extirpación del seno para evitar que un nuevo tumor pudiera surgir.

“Después de una quimioterapia llegaba muriéndome, cansada, con náuseas y sin ganas de nada, sentía un calor que me quemaba por dentro, me metía a bañar con pura agua helada y ni así se me quitaba". Foto: Alejandra Pérez | El Sol de Parral

Siempre dispuesta a someterse a cualquier tratamiento, aferrándose a la vida, su enfermedad la enfrentó con una actitud positiva pues su confianza en Dios le otorgaba la fuerza que requería para ser resiliente ante la difícil situación en que se encontraba no solamente ella sino su familia.

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“Después de una quimioterapia llegaba muriéndome, cansada, con náuseas y sin ganas de nada, sentía un calor que me quemaba por dentro, me metía a bañar con pura agua helada y ni así se me quitaba, no tenía ganas de comer pero siempre permanecía fuerte para que mis hijas no se preocuparan, yo era la que las animaba a ellas”, resaltó.

Recordó que cuando le extirparon el seno su hijas decayeron, pero la señora Julieta con ganas de seguir viviendo las motivó a seguir rogando a Dios porque hiciera en ella su voluntad “mis hijas no lloraban pero se iban y ahí donde estuvieran sí lo hacían, y yo las comprendía porque no fue nada fácil”.

"Al salir del diagnóstico me metí al templo de El Rayo me puse a platicar con El Señor, le pedí mucho que me diera fortaleza para platicarlo con mis hijas y mi esposo y que ellos lo aceptaran, salí fortalecida y llena del amor que Dios me da a cada instante". Foto: Alejandra Pérez | El Sol de Parral

“Cuando me dieron la noticia yo ya lo presentía, y hasta cierto punto estaba preparada, pero yo quería que no fuera y saberlo no fue nada fácil, al salir del diagnóstico me metí al templo de El Rayo me puse a platicar con El Señor, lloré, le pedí mucho que me diera fortaleza para yo poder platicarlo con mis hijas y mi esposo y que ellos lo aceptaran, salí fortalecida y llena del amor que Dios me da a cada instante”, expresó.

La ahora dramaturga Blanca López Arzola reflejó en su texto, el sufrimiento que pasa una mujer después de ser intervenida quirúrgicamente para salvar su vida. Foto: Mariano Rubio | El Sol de Parral

Testificó que ella acostumbraba visitar a sus padres; sin embargo, al momento de la enfermedad no tenía la fuerza para ir con ellos, mientras ejercía un dura batalla contra este mal, su padre falleció, lo que provocó un golpe duro pues la culpa tocó su corazón, ya que aseguraba había fallecido por la preocupación de saber a su hija enferma.

Lo anterior la sumió en una dura anemia, pues no tenía ganas de comer ni realizar nada, hasta que un día una de sus hijas habló con ella motivándola a que luchara por ellas, de ahí surgió de nueva cuenta las ganas de vivir y seguir abatiendo esta enfermedad.

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