“A escondidas de los grupos delictivos tuvimos que salir huyendo de Guadalupe y Calvo debido a las amenazas que recibíamos y el asesinato de mi esposo, desde ese momento me quedé sola con mis hijos, quienes tuvieron que dejar de estudiar debido a que no nos alcanza el dinero que gano para alimentarlos al estar fuera de nuestro hogar y al que no podemos volver”, es la historia de una mujer identificada con las iniciales G.M. quien pide la ayuda de la población debido a que se encuentra en una situación difícil debido a la falta de recursos.
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Sol de Parral
Con nostalgia, la mujer identificada únicamente con las iniciales G.M. quien vive con el temor de que sus presuntos agresores la localicen narró la situación que se vive en el municipio de Guadalupe y Calvo, mismo que describió “bajo el mando del crimen organizado”.
Te puede interesar: Brindan apoyo psicológico a seis familias desplazadas de la sierra en lo que va del año
Explicó que el conflicto entre grupos delictivos derivó en el asesinato de su esposo, quien trabajaba en las labores de un rancho familiar: “nuestro rancho quedaba por el rumbo a Guachochi, cuando íbamos lo amenazaban para que les llevara información al grupo contrario lamentablemente existe una disputa, le decían que tenía que soltar la sopa y avisarles a los otros que se fueran del territorio”.
Recordó que hace cuatro años, tuvo que enfrentarse a la pérdida de su compañero de vida, su esposo quien fue privado de la libertad y asesinado, “fue un golpe muy duro, ya que tardamos varios días en encontrarlo y cuando lo logramos, ya estaba sin vida”.
Tras la desaparición del hombre, la mujer y sus cuatro hijos comenzaron a recibir amenazas: “no nos dejaron tranquilos, me amenazaron para que no continuara buscando a mi esposo, por lo que al lograr encontrarlo emprendí la huida”.
Mencionó que el apoyo de los sacerdotes y las religiosas lograron contactar a la Fiscalía General del Estado, para que lograran salir de la comunidad. “Fue muy doloroso decirle adiós a mi casita, pero ya no existía nada qué hacer, mi esposo muerto y mis hijos en peligro”.
Ante esto, buscó la oportunidad para establecerse en otro municipio, sin embargo, narró que ha sido difícil comenzar de nuevo ya que la falta de oportunidades de empleo ha dificultado que logre cubrir en su totalidad las necesidades de sus hijos.
“Mis hijos, ahora tienen 20, 16, 11 y el más pequeño 7 años, los dos mayores no pudieron continuar estudiando debido a que no tenía dinero para mandarlos a la escuela, ya que todo se me va en la comida y en la renta de la vivienda”.
Por ello hizo un llamado a las autoridades y a la ciudadanía para que los apoyen debido a que existen días en los que no tiene trabajo. “A veces no tengo empleo, por lo que es muy triste tener que batallar para poder darles de comer a mis hijos, quienes no tendrían por qué estar sufriendo, sólo son víctimas”.
Finalmente expresó: “en el rancho de mi esposo, quemaron las casas y nos dejaron sin nada, ahora este lugar está solo dominado por el crimen organizado, quien se ha apoderado de lo que construimos en años de trabajo y esfuerzo”.