“El último deseo de mi madre antes de morir fue que localizará a su nieto; sin embargo, no he logrado cumplirlo, me parte el alma no saber nada de mi hijo, a veces no puedo ni caminar pero yo sigo buscándolo hasta donde yo puedo“, menciona Bertha García Ruiz, madre de Manuel Francisco Portillo García, quien tiene ocho años que desapareció en San Buenaventura, Chihuahua.
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Con una playera que muestra la imagen de su hijo y la leyenda “Hasta encontrarte”, es así como la señora Bertha García Ruiz narró para esta Casa Editora el camino que ha tenido que recorrer para seguir el rastro de su hijo, Francisco Portillo García de 31 años, quien se encuentra desaparecido desde hace siete años.
Recordó que un día su hijo le comentó sobre su intención de buscar un mejor porvenir para su vida, por lo que decidió irse a San Buenaventura para trabajar en compañía de su padre: “Me dijo que se iría a trabajar por un tiempo con su padre, yo al principio no quería que se fuera; sin embargo, lo apoyé en su decisión”.
El joven parralense permaneció trabajando por alrededor de ocho meses; sin embargo, fue el 23 de mayo del 2016 cuando le realizó una llamada a su madre en la cual le explicó que deseaba regresar a Parral debido a que ya no se sentía agusto laborando en ese lugar.
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“Yo le dije, si no te sientes ya agusto mejor regrésate hijo, por lo que me dijo; sí mamá pronto nos veremos de nuevo, yo creí que sería pronto cuando estaria de nuevo a mi lado, sin imaginar todo lo que nos esperaba”.
Narró que la última llamada que le realizó Manuel la dejó algo inquieta y preocupada, por lo cual durante el transcurso de la noche decidió marcarle nuevamente, sin embargo él ya no le volvió a responder las llamadas.
“Si hubiera sabido que era la última llamada jamás hubiera colgado, hoy me duele el corazó de no saber en dónde está mi hijo, que fue lo que le hicieron”.
Describió que los días transcurrían y la preocupación era cada vez mayor debido a que no lograba contactarse con su hijo, por lo cual fue al inicio del mes de junio de ese año cuando emprendió su viaje con destino a Buenaventura.
“El padre de mi hijo jamas me dio la cara, se mantuvo alejado de la desaparición de nuestro hijo, por lo cual yo no encontraba ninguna respuesta que me ayudara a descubrir qué era lo que realmente había pasado con Manuel”.
Al arribar al lugar en donde vivía su hijo, indicó que el miedo quedó lejos debido que su amor de madre era más fuerte, por lo cual decidió ingresar para ver si existía algún rastro de su ser querido.
La sorpresa que se llevó fue que la vivienda se encontraba totalmente ”reborujada”, como si alguien hubiera acudido a buscar “algo”, además de que faltaba ropa de su hijo.
Al preguntar con amigos y vecinos del joven, únicamente trascendió que habían sido sujetos a bordo de una “Camioneta roja” quienes se llevaron Manuel; sin embargo, nunca se volvieron a dar más datos sobre su localización.
Debido a su desesperación, acudió a interponer la denuncia correspondiente en San Buenaventura, pero al ser temporada de votaciones no le prestaron atención; “les importó más el proceso electoral que la vida de mi hijo”.
Los años han transcurrido; no obstante, para esta madre es como si el tiempo se hubiera detenido, debido a que guarda cada uno de los recuerdos que tuvo al lado de su hijo, además de esa última llamada que marcó su destino.
“Esa noche hablamos tanto, me estuve con él hasta las cuatro de la mañana, era como si tuviéramos tanto que contarnos, si hubiera sabido que no volvería a escuchar su voz , jamás le hubiera colgado”.
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La desaparición de Manuel fue un golpe muy duro para todos, en especial para su abuelita, quien debido a la tristeza de no saber de él, se enfermó rápidamente y murió sin volver a ver a su nieto.
“La ausencia de mi hijo ha sido un golpe muy duro para todos y sobre todo para mi madre, debido a que era su adoración, por lo cual de tanto sufrimiento solo duró dos años, al morir me pidió que no dejara de buscarlo y hasta donde mis fuerzas terminan yo seguiré tras su rastro”.
Con lágrimas, describió que ella continuará con su búsqueda debido a que es una promesa que le realizó a su madre, aunque las fuerzas ya no son las mismas que hace siete años, la esperanza sigue intacta.
“Han pasado ya tantos años de que no está mi hijo, es muy extraño porque si él supiera que murió su abuelita hubiera hecho todo lo posible por regresar a casa, es por ello que sé que algo malo le pasó”.
Pese a cualquier obstáculo, Bertha ha continuado con la búsqueda de su hijo, por lo cual decidió unirse al Colectivo 10 de Octubre, en donde ha encontrado otras mujeres que se han enfrentado a la misma situación que ella.
Menciona que junto con otras madres que buscan a sus hijos o esposos, han recorrido diferentes lugares en busca de sus seres queridos, con la única intención de poder regresar con sus restos.
“Siempre que hablo con ellas sobre mi hijo, mi corazón late tan fuerte debido a que es como si él nunca se hubiera ido, es imposible no extrañarlo, recuerdo tanto su voz, su risa, y esa forma tan bonita de ser, debido a que era muy noble y tenía un buen corazón”.
De igual forma, recuerda a Francisco Manuel como un joven que era muy alegre, no le gustaban los pleitos y siempre estuvo al pendiente de su familia; “En donde quiera que me veía salía corriendo y me daba besos, no entiendo el porque paso todo esto".