Desde Rocheachi, Guachochi, salió de su terruño Javier Ramírez en busca de sus sueños para lograr desempeñarse como maestro. Actualmente, con más de 32 años de labor ha logrado acompañar a infantes indígenas, en donde ha tratado de romper las barreras de comunicación a través de la lengua tarahumara. “Nuestros niños son el futuro, todos deben tener las mismas oportunidades y que su voz sea escuchada como la de los demás, debido a que tienen todos la misma capacidad y ganas de salir adelante”.
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“De mirada tímida, pero de gran corazón”, así es descrito por la comunidad estudiantil del asentamiento San Andrés, el profesor Javier Ramírez, quien desde hace más de 32 años ha servido en su vocación a niños y niñas.
Originario de la localidad de Rocheachi perteneciente al municipio de Guachochi, salió de su hogar debido a la inquietud de lograr dedicarse a la docencia, misma que nació tras participar en diferentes estudios y cursos que le llamaron la atención, por lo que por su esfuerzo y dedicación logró ingresar al magisterio en educación indígena.
Recordó con alegría aquel primer día en el que pisó un aula de clases en el año 1992 en el albergue de los Carrizos, “ahí comenzó mi trabajo, vi al grupo y vi que yo había nacido para ellos, para brindarles mis conocimientos para su educación”.
Explicó que el trabajo en el aula es difícil pero no imposible, debido a que dentro de su labor como docente ha detectado las necesidades y problemáticas que enfrentan los alumnos, “algunos batallan por diferentes situaciones, falta de recursos o que no existe quien los apoye en sus hogares, es por ello que como maestros debemos ser quienes estén para apoyarlos y orientarlos en su proceso”.
De igual forma, expresó que “trabajar en el salón de clases es mucho de dónde empezar debido a que se tiene que prestar atención a aquellos niños que están presentando problemas en su desarrollo, un ejemplo en comprensión lectora, debemos conocer las condiciones en su familia y su entorno para orientarlos e indicarles los medios y herramientas que pueden tener a su alcance para que cumplan con sus tareas”.
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El maestro, quien habla la lengua del alta tarahumara, mencionó que los principales desafíos que a los que se enfrentan los pueblos originarios son las barreras de comunicación, “el estado de Chihuahua cuenta principalmente con 4 dialectos, tarahumara, tepehuan, pima, guarijío”
“La voz de los pueblos indígenas deben ser escuchadas por autoridades educativas y de gobiernos, para que niños y niñas vayan avanzando y logren acceder a un mejor futuro, lejos de la discriminación, ya que todos tiene las mismas capacidades para su desarrollo”.
En su trayecto en la docencia, comentó que ha recibido a alumnos de diferentes partes de la Sierra Tarahumara, por lo que su lengua materna varía de región a región, “como maestro debo respetar su dialecto, cultura, costumbres y no realizarles alguna imposición del español, sino al contrario, pasar esas barreras para acceder a ellos, comunicarme para saber sus necesidades de aprendizaje”.
En el Día del Maestro, envió un mensaje a las nuevas generaciones que están por comenzar su vocación: “Escuchen a los niños, detecten sus necesidades, vean qué lengua hablan, no importa la que sea, español, inglés, francés, tarahumara, pregunten qué desean aprender, cuáles son sus sueños, para que a través de ello logren realizar un proyecto que pueda crear un cambio transformador y pueda atender las problemáticas que están presentes”.