Emily y Glenys son dos hermanas que junto a dos hijos salieron desde Venezuela el pasado 8 de abril rumbo a la frontera más conocida de México, Ciudad Juárez, en donde harán la última y la más difícil de las etapas de esta travesía: cruzar a los Estados Unidos de América sin ser detenidos por "la migra”. Hoy se encuentran descansando y recuperándose en un albergue temporal que abrió el Gobierno de Jiménez, posterior de la llegada de casi 2 mil migrantes más.
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Tras la ola de personas originarias de países sudamericanos como Honduras y Venezuela, cientos de migrantes arribaron durante este lunes a Jiménez, la Vieja Huejoquilla de Chihuahua, donde ahora permanecen varados en un albergue que se abrió.
Desde adultos hasta familias enteras, con bebés, niños y adolescentes, las personas se vinieron de aquellos países por la falta de oportunidades económicas y de crecimiento para tener una vida digna, por lo que ahora buscan conquistar "el sueño americano", aunque pasen complicaciones de salud y emocionales, lo importante es no quedarse varado.
Un caso en específico es el de la familia de Emily Torre Alba, una venezolana de 31 años de edad, que junto a su hermana Glenys, se despidieron de sus amigos y familiares, además de su hogar el pasado 8 de abril y tomaron rumbo a Estados Unidos de América.
Las dos son madres solteras, cada una con sus dos hijos menores de 15 años, a quienes los cuidan con una vigilancia extrema, pues declararon que en el tren y el trayecto todo puede pasar. No permiten que nadie las llegue a tocar, ni a golpear mucho menos estrujar, no obstante, los golpes del sol son los que les han afectado, pues llegaron al desierto de Chihuahua y fueron abandonados a su suerte.
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Emily Torre señaló que el tren las dejó en medio del desierto, teniendo que caminar hasta casi una hora para llegar a la más próxima ciudad, que era Jiménez. Al arribar, las autoridades les dieron atención prehospitalaria y diagnosticaron a los cuatro menores con severa deshidratación.
Ahora ya se encuentran en mejor estado de salud, ya recibieron comida y se encuentran descansando en el albergue temporal. La cuestión para ellas es cómo salir, pues explicaron que no conocen Jiménez y que Migración de México se encuentra vigilante para detenerlos y regresarlos al sur del país, por lo que están a la espera de que otros migrantes se vayan y les den señales.
Añadió que pese al miedo de salir, tienen que hacerlo, pero que solo están esperando que quienes se fueron les regresen alguna llamada o mensaje de alerta. No obstante, agregó que hay personas que les ayudan a salir sin problema e incluso, llevarlas hasta Chihuahua, pero el precio es de mil 500 por niño y 2 mil por adulto.
Son diez mil pesos en total lo que las migrantes necesitan para pagarle a un “coyote” que las lleve a Chihuahua, pero expresaron que “con qué ojos”, pues no hay dinero ni para comer.