“Luz de corazón”, escuela de invidentes y débiles visuales es un proyecto que brinda las herramientas para niños, niñas, jóvenes y adultos para su empoderamiento y su autosuficiencia.
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A través de la enseñanza en Braille, conocimientos básicos de computación, electricidad, orientación y movilidad en sus actividades diarias, la escuela de invidentes y debilidad visual “Luz de corazón”, brinda la atención a niños, niñas, jóvenes y adultos.
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En un espacio asignado en el centro comunitario de la avenida Tecnológico, un total de 33 alumnos arriban diariamente para recibir las herramientas necesarias para mejorar su calidad de vida y lograr una mayor independencia.
Desde temprana hora el personal del Desarrollo Integral de la Familia se encarga de acudir a cada domicilio para transportar a las personas para que lleven a cabo sus clases.
Con gran optimismo los alumnos acuden con sus instructores, quienes les indican las diferentes actividades que estarán desarrollando, mismas que están enfocadas en guiarlos en los procesos de una mejor inclusión.
La maestra Silvia Medina Chaparro, quien les brinda la clase de Orientación, movilidad y actividades de la vida diaria, explicó que lo más importante es que acepten su condición de vida; además de que crucen las barreras para que logren ser autosuficientes.
Dentro de las clases que reciben se les enseña a los alumnos el uso correcto del bastón, el cual explicó que tiene la función como “la extensión de su brazo” por medio del cual les permite detectar escalones, hoyos, piedras y cualquier objeto que pueda representar algún riesgo durante su camino.
Indicó que por medio de esta clase van adquiriendo una mayor seguridad para desplazarse, tanto en sus hogares como en cada sitio al que tengan que acudir para realizar sus actividades.
“Su bastón es muy importante, ya que éste les permite tener una mayor seguridad para desplazarse sin tener miedo por la falta de visión”.
También dijo que se les brinda la orientación para que aprendan a lavar su ropa detectando la forma y colores por medio de señas que son colocadas en las prendas; además de que puedan servirse agua caliente y hasta cocinar.
La entrevistada resaltó que refuerzan la enseñanza para que aprendan a cruzar una calle, detecten si van circulando los autos y quienes hacen uso del transporte público se les indica cómo abordar el camión.
“Es increíble la fortaleza que tienen y la tenacidad que muestra en aprender, ya que desarrollan todos sus sentidos", subrayó la maestra Medina Chaparro.
Por su parte, Guadalupe Pérez, quien es instructor de sistema de lectoescritura Braille y conocimientos básicos de computación, agregó que se encuentran atendiendo a niños desde los dos años de edad.
En un inicio, cuando arriban a la institución educativa comienzan con actividades de rastreo de texturas, granos y figuras. “Cuando maduran un poco más, comenzamos con el sistema Braille”, comentó.
Señaló que a través del sistema Braille les enseñan las vocales y el abecedario para que logren una lectura fluida, además de la escritura.
Maximiliano, un niño ejemplar
Pérez destacó que un ejemplo de esfuerzo y dedicación es Maximiliano Portillo, quien desde los cuatro años de edad se encuentra recibiendo la atención en esta escuela, luego de que por cuestiones de padecimiento de leucemia perdió la vista.
El pequeño, quien se encuentra cursando el primer año de la educación secundaria, ha enfrentado los desafíos a lo largo de su vida, convirtiéndose en un excelente alumno, ya que ha obtenido lugares de excelencia en la Olimpiada del Conocimiento llevada a cabo a nivel estatal.
“Llegó cuando tenía solo 4 añitos, nos sentimos muy orgullosos de él ya que ha aprendido perfectamente el sistema Braille, además de que es excelente en matemáticas, realiza las operaciones en el ábaco japonés”.
Otro de los casos de superación corresponde al matrimonio Cirilo Meza Corral y Arnulfa Holguín, quienes llevan más de 50 años casados y narraron que se conocieron cuando cursaban la escuela primaria.
En el caso de Cirilo, comentó que su problema en la vista fue detectado desde su nacimiento, además de que tuvo un accidente que le ocasionó que le cayera en sus ojos líquido para prender madera. En tanto que Arnulfa fue a raíz de su padecimiento de diabetes, lo cual le generó una ceguera total.
Sin embargo, la pareja decidió buscar alternativas para lograr salir adelante, por lo cual se dieron a la tarea de gestionar la ayuda en la escuela Luz de corazón, en donde se les enseñó la elaboración de pulseras y collares, oficio que aprendieron por medio del cual logran obtener recursos.
“Nuestra ceguera ha sido nuestro principal impulso para salir adelante demostrando que las limitaciones nos las ponemos nosotros mismos. No existen imposibles, debemos esforzarnos y seguir saliendo adelante con nuestro trabajo”, subrayaron los entrevistados.