Desde hace poco más de dos meses que el flujo de migrantes en la ciudad de Chihuahua disminuyó considerablemente, tanto en los albergues, como en los campamentos al sur de la ciudad, esto, debido al impedimento de las autoridades en que continuarán su viaje por vía férrea, sin embargo, varios extranjeros informaron que una gran caravana de migrantes se dirige hacia el norte del país.
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De acuerdo con las personas en estado de movilidad que se encuentran en el campamento del bulevar Juan Pablo II, al sur de la ciudad, aproximadamente 7 mil migrantes son los que se acercan desde Chiapas y poblados aledaños hacia el norte de México, en espera de una oportunidad para seguir su viaje a Estados Unidos con la esperanza de una mejor vida.
Dado al impedimento de subir a los trenes, algunos de los migrantes tomaron la decisión de seguir viajando por medio de aventones y pagando en plataformas de viaje para llegar a la siguiente ciudad, hasta que arriben a su destino.
Esta misma estrategia es la que toma Walter Amaya, un salvadoreño que por huir de la violencia en su tierra natal la cual le arrebató a su primera esposa, un hijo y a su hermana, se encuentra realizando el viaje por segunda vez, sin embargo, en esta ocasión lo acompaña su nueva pareja y su sobrino.
Walter contó cómo en su primer viaje, a pesar de ya haberse encontrado dentro de Estados Unidos, por una mala pasada fue llevado a una prisión en Texas y después, deportado a su natal El Salvador.
En su historia, el señor Amaya narró cómo llegó a México, tardando alrededor de tres meses en su viaje férreo hasta que llegó a Ciudad Juárez el año pasado, donde vivió por varios meses hasta que logró partir hacia Texas, donde vivió un mes, después a San Francisco y duró un mes más en Los Ángeles, donde a pesar de tener trabajos esporádicos, quería conseguir un lugar más estable para su familia que seguían en El Salvador.
Por ello, Walter tomó un camión que supuestamente lo dejaría en Virginia, sin embargo, el camión tomó otra ruta, llevándolo de nuevo a Arizona donde en un retén lo tomaron preso, siendo llevado a la prisión Sierra Blanca en diciembre del 2023.
Para el mes de abril del presente año fue deportado a El Salvador, donde reunió a su compañera de vida y a su sobrino para volver a emprender el viaje, pero está vez lo harían juntos.
“Ya tenemos tres meses en México, y 15 días en Chihuahua, pero esperamos que en estos días podamos irnos de aquí”, expresó el salvadoreño.
En comparación con otros migrantes, Walter ya tiene una ruta tardada que atraviesa varios municipios, sin la necesidad de tomar un tren, esto, debido a que tienen que ser interceptados por los elementos del Instituto Nacional de Migración y que los devuelvan en su viaje que ya les ha costado mucho esfuerzo realizar.
Una de las razones por la que al igual que este migrante, muchos más han decidido irse entre los poblados de Chihuahua evitando Juárez, es debido a que supuestamente en Samalayuca se encuentran miembros del INM esperando a los migrantes para capturarlos y deportarlos.
Además, Walter indicó que aunque les gustaría quedarse en la ciudad de Chihuahua, el campamento ya no les resulta un lugar adecuado, debido a las enfermedades que trae la basura de los alrededores y la delincuencia que con frecuencia se toma en la zona.
“En esto es un sálvese quien pueda y yo ya no quiero que mi familia sufra, en los próximos días espero que podamos irnos de aquí”, señaló el salvadoreño.
Nota original en El Heraldo de Chihuahua